Una esteticista profesional se dedica a ofrecer tratamientos de belleza enfocados al cuidado de la piel y el cuerpo, priorizando siempre el bienestar de los clientes. Convertirse en un referente dentro del sector implica mucho trabajo, formación e ir ganando en experiencia. Te mostramos cuáles son esas claves que te harán crecer en el mundo de la estética y la belleza.
Formación y renovación constante de contenidos y servicios
Ya sea para el sector de la belleza como para cualquier otro, la diferencia entre una verdadera profesional y alguien que no lo sea es su formación y experiencia. Esto implica que no solo basta con tener destreza para los tratamientos de belleza, sino que hay que contar con formación reglada que verdaderamente demuestre esa profesionalidad.
A su vez se valora mucho la especialización, que se traduce en mayor capacidad para atender a las clientas. Un pequeño negocio que presume de ofrecer un amplio abanico de tratamientos puede que no sea una buena solución, por aquello que quien mucho abarca, poco aprieta.
En este sentido parece más adecuado especializarse en determinados tratamientos y, a partir de ahí, ganarse un hueco en el sector. Junto a esto es clave renovar constantemente los contenidos. En el mundo de la estética, la belleza y los cosméticos aparecen frecuentemente nuevas técnicas, productos y aplicaciones innovadoras. El hecho de no adaptarse a esta nueva realidad significa quedarse atrapada y ofrecer tratamientos ya obsoletos.
Cuidar el trato al cliente y ofrecer una buena imagen del negocio
Otros puntos a considerar en este negocio y en cualquier otro es el del buen trato a los clientes, con una preocupación individual por sus necesidades. La buena atención a los consumidores es fundamental para crecer como profesionales, pero aún lo es más si el negocio es de estética y belleza.
Hay que tener en cuenta que una esteticista tiene como finalidad conseguir que los clientes se sientan más atractivos físicamente, que tengan una mejor percepción de su imagen estética. Esto supone atender correctamente a sus necesidades, lo que va a llevar a que el negocio adquiera una mejor reputación.
En este punto es igualmente importante dar una buena imagen. Hay que mostrarse siempre empáticas con los clientes, ofrecer la mejor de las sonrisas y que el trato no solo sea adecuado, también amable.
Y como estamos hablando de un negocio asociado a la industria de la belleza y los tratamientos estéticos, la higiene y la limpieza son imprescindibles. Todos los tratamientos deberán cumplir con las normas básicas de higiene y saneamiento. Sumando todo esto, y la puntualidad y la seriedad en los servicios que se ofrecen, podrás convertirte en una estupenda esteticista.
No dejar de lado la promoción y la presencia en redes
Los consejos citados hasta el momento son necesarios para crecer como profesional, pero pueden no resultar suficientes si no se acompañan de acciones enmarcadas en el ámbito digital.
La llegada de la pandemia puso de manifiesto aún más si cabe la dependencia que tiene la población de internet y las redes sociales. Los profesionales de la belleza y la estética pueden ganar muchos clientes si son capaces de hacer un buen trabajo de SEO local, de posicionamiento.
Es frecuente que cuando una persona necesite un tratamiento de belleza ya no solo acuda a recomendaciones de familiares y amigos, sino que busque esos servicios a través de internet. Saber posicionarse bien en internet, trabajar las redes sociales de manera correcta y contar con una web corporativa en la que se muestren claramente los tratamientos y productos a la venta resulta de gran ayuda.
La combinación entre el tratamiento personalizado y la buena imagen en el contacto físico junto con una buena presencia en internet es la mejor combinación posible para ganar clientes y fidelizarlos. Por supuesto esto está ligado a la formación continua, a conocer los asuntos relacionados con las taras administrativas y disponer de la mejor aparatología estética del momento.
Hoy en día todos los negocios, comercios y sectores de actividad tienen que poner el foco en el trato personalizado a sus clientes, mostrarse empáticos, profesionales y deseosos de seguir aprendiendo para diferenciarse de la competencia. Si no lo hacen así, acabarán perdidos como gotas de agua en el océano.