(dpa) – Símbolos crípticos, lenguaje incomprensible y largas explicaciones: según una encuesta de la asociación digital alemana Bitkom, los manuales de instrucciones deficientemente redactados hacen que los usuarios prefieran prescindir de las tecnologías digitales.
Mientras que dos tercios de las personas consultadas mencionaron la dificultad de empleo de los productos como un obstáculo, el 58 por ciento argumentó que el impedimento radica en las complicadas instrucciones de uso.
«En cuanto al uso de los manuales de instrucciones, conocemos tres tipos de clientes diferentes», señala Sebastian Klöss, director de división de Bitkom.
«Los que siempre los leen cuando han comprado un producto nuevo, los que solo lo hacen cuando están atascados y deben resolver algún problema y, el tercer tipo, aquellos que se deshacen del manual inmediatamente sin haberlo leído». El experto calcula que la mitad de los usuarios de productos electrónicos pertenecen al último grupo.
«Esto también puede tener que ver con los productos», asevera Klöss. «Especialmente en el caso de los dispositivos informáticos y la electrónica de consumo, existen guías autoexplicativas que permiten poner en marcha los dispositivos inmediatamente, y hacen que, para muchos usuarios, las instrucciones de uso en papel sean superfluas».
Hoy en día, los clientes pueden utilizar varios canales de comunicación modernos para obtener la información que necesitan, como CD, códigos QR, vídeos, enlaces a sitios web o la realidad aumentada.
«Estos permiten a los fabricantes actualizar constantemente las instrucciones de uso y así mantenerlas al día», subraya Klöss.
Actualmente, los clientes pueden incluso utilizar tutoriales virtuales para resolver problemas. «Las instrucciones de uso y mantenimiento enviadas desde Internet directamente al dispositivo del usuario son el futuro», asegura el experto.
Sin embargo, básicamente, todo producto electrónico debe ir acompañado de un manual de instrucciones, ya que de lo contrario no está completo. «Es importante que el usuario pueda acceder a la información de uso sin restricciones», señala Francisco Cabodevila, de la asociación alemana de empresas del sector electrotécnico.
En el caso de un manual de instrucciones que se encuentra en la memoria del dispositivo a describir, el propio producto garantiza el libre acceso.
Sin embargo, antes hay que ponerlo en marcha o establecer el acceso a Internet, con todas las dificultades y riesgos que ello puede conllevar. «Por ese motivo siempre hay que adjuntar una versión impresa de las instrucciones de uso para los productos de consumo», explica Cabodevila.
«Hoy en día, sin embargo, el manual en papel suele limitarse a las explicaciones más necesarias», afirma Ralf Diekmann, responsable de prensa de la organización certificadora alemana Tüv Rheinland.
Añade que esto se debe a que los fabricantes entregan los dispositivos en muchos países y, por lo tanto, en muchos idiomas. Por ese motivo, los folletos o prospectos suministrados con el producto son cada vez más gruesos.
Las instrucciones impresas no desaparecerán. «Aunque cada vez hay más información disponible en Internet, la navegación intuitiva por los menús no puede sustituir a un manual de instrucciones, ya que este contiene mucha más información que la simple puesta en marcha del aparato», enfatiza Diekmann.
El experto se refiriere sobre todo a los consejos de seguridad y las instrucciones de cuidado, que son muy importantes para que el producto funcione bien y durante mucho tiempo.
Diekmann explica que unas buenas instrucciones de uso deben ser claras, comprensibles y estar redactadas en el idioma local, para que no se produzcan errores involuntarios, un mal uso o incluso situaciones de riesgo.
Estas suelen comenzar con datos técnicos, así como con consejos generales de seguridad e indicaciones de uso. Luego siguen la puesta en marcha y la configuración inicial del dispositivo.
A continuación, el manual explica los diferentes niveles de rendimiento y describe errores típicos con posibles soluciones para ellos. Por último, el cuadernillo ofrece información para desechar el producto correctamente.
Si las instrucciones de uso faltan o son inutilizables, el usuario tiene derecho a presentar una reclamación. Dado que las instrucciones de uso son parte integrante del producto, su falta es un defecto del producto si estas son erróneas, incomprensibles o no están incluidas en el idioma local.
«En ese caso, el comprador puede exigir que el fabricante suministre una versión del manual que sea más comprensible», puntualiza Sebastian Klöss.
Por Katja Fischer (dpa)