(dpa) – Los pericos son una de las aves más elegidas para tener en el hogar. En Alemania, por ejemplo, se estima que viven 1,7 millones de pericos, lo que representa alrededor del 56 por ciento de todas las aves domésticas, de acuerdo con la Asociación Central de Empresas Zoológicas de Alemania (ZZF) en Wiesbaden.
Sin embargo, según la Asociación Protectora de Animales de Alemania, estos animalitos no siempre la pasan bien. «Se los sigue teniendo en soledad, cuando hoy en día sabemos que son animales altamente sociables», señala la protectora de animales Lea Schmitz.
«¿Por qué privarlos de un compañero con el que puedan volar y comer juntos, acurrucarse, pelearse y limpiarse mutuamente?», pregunta.
La Asociación Veterinaria alemana para la Protección de Animales (TVT) es de la misma opinión. Según explica, incluso la compañía constante de un humano no reemplaza la ausencia de un compañero de su propia especie.
Deben entenderse entre ellos
En libertad, los pericos viven en grupos de 10 a 50 animales que, a su vez, suelen reunirse en bandadas enormes. Cuando están al cuidado de las personas, necesitan al menos un compañero de su especie, que idealmente les debe caer bien. Y es que, al igual que sucede con las personas, no siempre hay química entre los pericos.
Por eso, también hace falta algo de suerte para que los pericos se hagan amigos o formen una pareja. Si no es así, los dos animales vivirán uno al lado del otro, sin más relación, en el mejor de los casos.
«En el peor de los casos, se pueden generar fricciones y peleas permanentes», explican los Amigos de Pericos de Alemania (VWFD) en su página web.
Lo más recomendable es criarlos en grupo. De esta forma, aumentan las posibilidades de que el perico cuente al menos con un buen amigo. «Conviene tener un grupo par de pericos y equilibrar la cantidad de machos y hembras», recomienda Schmitz.
Mientras que los grupos de todos machos no suelen generar problemas, los grupos de hembras pueden ser algo más conflictivos.
Es importante que puedan volar
Hay otro aspecto importante a la hora de tener un perico en casa: deben poder volar libremente. Se trata de aves a las que les gusta mucho volar y necesitan mucho espacio para poder recorrer al menos algunos metros.
Lo ideal es tener una pajarera, de la que los pericos puedan entrar y salir revoloteando a voluntad, en una habitación asegurada para que los pájaros no puedan escapar o hacerse daño. Si esto no es posible, los animales deben poder volar al menos unas horas al día.
«Lamentablemente es muy frecuente tener a los animales en jaulas demasiado pequeñas que limitan mucho su capacidad de movimiento», dice Schmitz. Esto aplica a muchas jaulas disponibles en el mercado.
Añade que incluso se siguen consiguiendo jaulas redondeadas en las que las aves no logran orientarse. «Las pajareras amplias deberían ser el estándar mínimo», advierte.
La TVT recomienda, para tener de una a tres parejas de pericos, una pajarera de 1,5 por 0,6 metros, que debe tener al menos un metro de altura.
Las nuevas aves necesitan adaptarse
Cuando llega un nuevo perico al grupo, es conveniente tenerlo primero en una jaula propia, ubicada en el mismo ambiente en el que están los otros pericos. Después de un tiempo de acostumbramiento, se lo puede dejar volar junto a los demás.
«El nuevo habitante se adaptará a los demás rápidamente y puede mudarse luego a la misma pajarera», explica Schmitz.
Es importante que la pajarera no quede en medio de corrientes de aire ni cerca de la calefacción. Se pueden colocar ramas de árboles no venenosos, como arces, hayas, avellanas y castañas, en la jaula para que los pericos se puedan posar. A estas aves también les gustan las plantas, las sogas de sisal, las pequeñas tinas para baño y los juguetes.
Un perico promedio necesita unos 10 gramos de granos al día como alimento. «Hay que colocar el alimento en cuencos robustos y fáciles de limpiar, de acero inoxidable o de cerámica», recomienda Schmitz. Un poco de piedra caliza aporta calcio.
Alimentos frescos
Además, los pericos deberían recibir a diario verduras frescas y algo de fruta, aunque esta última en cantidades moderadas. Asimismo se recomienda a los dueños de estos animalitos colocar la comida fresca en la jaula de tal forma que los pericos deban esforzarse para hacerse de ella. Esto los mantiene ocupados y en movimiento.
«Un ambiente monótono y chato suele conducir a alteraciones en su comportamiento y afecta a los animales en su bienestar», explica Schmitz. Añade que los pericos forman parte de la familia de los papagayos, reconocidos por su alta inteligencia. Por eso es importante estimularlos en cautiverio.
Por ello, para que el perico esté contento, sus dueños deben apelar a cierta creatividad para mantenerlos entretenidos: desde esconderles un poco el alimento hasta fabricarles pequeños juguetes que despierten su curiosidad.
Por Sabine Maurer (dpa)