(EP) – El Gobierno de Afganistán ha asegurado este jueves haber matado a cerca de 120 talibán en una serie de operaciones llevadas a cabo durante el último día en varias provincias del país, en medio de un repunte de la violencia a pesar del inicio en septiembre de un proceso de conversaciones de paz.
El Ministerio de Defensa afgano ha señalado a través de su cuenta en la red social Twitter que «118 terroristas talibán han muerto, 30 han resultado y cuatro han sido arrestados» en estas operaciones, en las que además han sido localizados 169 artefactos explosivos colocados por los insurgentes para perpetrar atentados.
Por otra parte, al menos seis personas han resultado heridas a causa de la explosión de una bomba al paso de un vehículo de la empresa pública de distribución eléctrica DABS en la provincia de Nangarhar (este), según ha confirmado la propia compañía.
Así, ha detallado que el suceso ha tenido lugar en la capital provincial, Jalalabad, antes de indicar que los heridos «son cuatro empleados de DABS y dos civiles, entre ellos una mujer», tal y como ha recogido la cadena de televisión afgana Tolo TV. Por el momento ningún grupo ha reclamado la autoría del ataque.
El aumento de la violencia en Afganistán y la falta de avances en las conversaciones de paz en la capital de Qatar, Doha, han llevado a la comunidad internacional a intentar impulsar el proceso a través de una serie de cumbres para abordar los temas pendientes.
En este contexto, el Gobierno de Turquía anunció la semana pasada un nuevo aplazamiento de la conferencia de paz sobre Afganistán en la ciudad de Estambul, en esta ocasión hasta después del mes de Ramadán, que concluye el 12 de mayo, debido a la negativa de los talibán a participar en la misma.
Los talibán se han mostrado muy críticos con la decisión de Estados Unidos de aplazar la fecha de su retirada de tropas del país, prevista para el 1 de mayo, según el acuerdo de paz firmado entre las partes en febrero de 2020. El presidente estadounidense, Joe Biden, ha dicho que el proceso finalizará el 11 de septiembre.
La decisión sobre el aplazamiento del repliegue llegó en medio de las dudas expresadas desde Washington en torno al cumplimiento de sus compromisos por parte de los insurgentes, que aseguran que están respetando el acuerdo, especialmente por el aumento de la violencia y sus lazos con Al Qaeda.