(dpa) – ¿Laminado o parqué? Esa es la pregunta clave cuando se trata de elegir el piso perfecto. Por lo general, se termina eligiendo lo que a cada uno le gusta más. Y como se sabe, en cuestiones de gustos no hay mucho que discutir.
Quizá en este caso ni siquiera sea necesario. Porque, al contrario de lo que se cree, estos dos pisos no son tan distintos, al menos en lo que respecta a su cuidado.
Para muchos especialistas, «menos es más». En todo caso, ya se trate de un parqué o de un piso laminado, siempre hay que elegir productos específicos para su cuidado. Sin embargo, añaden que el principal cuidado que hay que tener con estos pisos es evitar los rayones.
Los zapatos, sobre todo los de taco alto, no deberían ser usados en el interior de la casa, ya que con ellos llegan las piedritas o la arena, lo que termina generando rayones.
Además, hay que colocar cuadraditos de felpa debajo de las patas de los muebles. Esas son las medidas básicas para empezar a cuidar los pisos.
Primero barrer, luego limpiar
Uno de los principales consejos a la hora de limpiar pisos de madera es quitarles primero la suciedad antes de pasarles un trapo o mopa húmedos. Lo ideal es usar una escoba de cerdas suaves o un accesorio especial para la aspiradora.
Luego se puede pasar un trapo o mopa apenas húmedo, ya sea con agua limpia o con un producto para rociador. Si se siguen viendo rayones en el parqué, hay forma de tratarlos.
Los rayones o abolladuras se pueden trabajar con sets especiales para repararlos. Lo ideal son las ceras que se calientan y se moldean, que permiten trabajar bien sobre los rayones.
Los expertos coinciden en que no es conveniente usar limpiadores universales, porque son demasiado agresivos y pueden atacar el piso de madera. La regla básica es que el producto elegido siempre sea el adecuado para el tipo de piso. La segunda: basta con algunas aplicaciones, no hace falta excederse con el producto.
El laminado no necesita tratamiento previo
Los especialistas afirman que el cuidado del laminado no es tan distinto al que hay que tener con el parqué. El laminado también tiene que ser limpiado sólo con paños o escobas suaves y ser repasado luego con un paño húmedo. En este caso también se recomienda usar sólo productos específicos.
Sin embargo, sí hay una diferencia entre estos dos pisos: mientras que el parqué necesita una protección extra -ya sea laca, cera o aceite-, esto no es necesario en el caso del laminado. En realidad, el laminado no necesita ser protegido con un cuidado extra.
Por eso mismo, hay que evitar en su caso sí o sí los productos con cera. Esto no hace más que colocar una capa extra sobre el laminado que termina atrayendo más suciedad. Los expertos también recomiendan no usar paños de limpieza comprados en la farmacia para estos pisos, ya que es posible que contengan algo de cera.
Otra diferencia entre el parqué y el laminado es que el primero se puede pulir, mientras que el segundo no. Por otro lado, el parquet se puede pulir apenas y de forma muy controlada, como mucho cada diez años y si es necesario. También hay que tener en cuenta que en los edificios más antiguos, los pisos de madera pueden tener cientos de años.
Algunos consejos más
Algunos rayones leves en el parqué se pueden tratar bastante fácilmente: sólo hay que planchar el piso, siempre y cuando no sean muy profundos. Para ello hay que colocar un paño húmedo entre la madera y la plancha y tratar la zona. La humedad hace que las fibras de la madera se expandan. Luego, el calor hace que estas mismas fibras pierdan humedad y se vuelvan a contraer.
Otro truco es usar cada tanto pasta de dientes para pulir, pero sólo en las zonas con rayones pequeños y con la ayuda de un paño de microfibra.
En el caso del laminado, los especialistas recomiendan guardar algunas piezas tras la colocación. Esto permite reemplazar más adelante las partes que se dañaron. El buen laminado no pierde su color, por lo cual las piezas afectadas se pueden reemplazar fácilmente sin que se note.
Por Nina Kugler (dpa)