(dpa) – Cuando Simone Wagner, de 35 años, ingresa a su jardín delantero, corren hacia ella cinco gallinas en busca de comida. El gallo «Nugget» y los tres pollitos mantienen la distancia.
Desde abril, sólo se escucha cacarear y piar en el jardín de esta mujer alemana. «Tuve tiempo por esto del coronavirus», dice Simone, que es fotógrafa. «Me empecé a ocupar del jardín y se me ocurrió esta idea», señala.
Simone Wagner y su familia de cuatro miembros no está sola en esto en Bad Grönenbach, en el distrito rural de Baja Algovia, estado fedrado de Baviera. De enero a fines de julio de este año, se anotaron en la oficina regional 61 nuevos criadores de aves, entre ellos «emprendimientos más pequeños con hasta 40 animales», según explicó una portavoz.
«Parece que se está volviendo usual que las familias tengan un par de gallinas», dice Simone Wagner. «Muchos pasan a propósito por nuestra casa con sus hijos para verlas», cuenta.
Criadores de aves como Josef Sauter observan complacidos como la demanda aumenta desde hace meses. «Se trata sobre todo de familias jóvenes con niños», dice.
Sus clientes suelen vivir cerca de donde vive él, la localidad suaba de Altenstadt, en Baviera, pero también en Ammersee, Múnich y a veces hasta Colonia. «Mucha gente dice que usualmente se hubiera ido en el verano a Italia, pero ahora usaron el dinero para poner un establo», añade.
Predilección por las razas de gallinas más grandes
La Asociación de Criadores de Aves Alemanes observa una creciente predilección por las razas de gallinas más grandes, así como por pavos y aves acuáticas como patos y gansos. «Lo notamos en el anillado», dice el presidente Christoph Günzel.
Los anillos son como el documento de identidad de los animales. Permiten rastrear a qué criador pertenece una gallina. Actualmente hay más anillos, lo que según Günzel significa que hay más criadores nuevos y más animales.
Günzel no cree que este desarrollo esté estrechamente ligado al coronavirus. «Pero puede ser que algunos lo vean como una forma de hacer algo nuevo», opina. Cree que se trata de un hobby que tiene sentido. Las gallinas no suelen demandar demasiado mantenimiento.
«Por la mañana hay que darle una harina que tiene todos los nutrientes que necesita una gallina y por la tarde una ración de granos. De esa manera se mantienen sanas y en forma, no hay mucho más para hacer», asegura.
De acuerdo con Günzel, lo ideal es que las gallinas tengan espacio para moverse. Además, es necesario construirles un corral para protegerlas de depredadores salvajes como martas y zorros, y «nidos adecuados para poner los huevos», señala.
Sin problemas por el ruido
Si bien sus gallinas y su gallo «Nugget» son bastante ruidosos, Simone Wagner asegura que hasta ahora no se quejó ningún vecino. «Es increíble cuántas personas se alegran por ellos», dice.
Cuenta que su esposo, Achim, y sus hijos, Moritz y Veronika, pudieron darle nombre a una gallina cada uno, y que por las mañanas abren el establo y buscan los huevos. «Los niños saben que los huevos no son del supermercado», dice Achim.
La familia Wagner buscó información en Internet. Los nuevos emprendimientos con aves deben ser registrados en tres oficinas distintas en el estado federado de Baviera: en la Oficina para Alimentación, Agricultura y Bosques, la Oficina de Pestes Animales y en la autoridad veterinaria correspondiente.
Además, gallinas y pavos deben ser vacunados obligatoriamente contra la nueva enfermedad Newcastle.
Los desafíos de la cría
Ute Hudler, vicepresidenta de la Asociación de Criadores de Aves de Raza Bávaros, afirma que muchas personas que comienzan a tener gallinas no son conscientes de los desafíos de la cría.
En su opinión, esto incluye no sólo muchos aspectos legales, sino también saberes específicos sobre construcción de establos, alimentación, espacio de movimiento, luz y la elección de la raza indicada.
Cree que en este aspecto pueden ser de ayuda las asociaciones locales. «Es muy importante aprovechar ese potencial», señala. De acuerdo a la asociación federal, hay unas 450 federaciones de distrito y 4.500 asociaciones en total.
Sin embargo, por ahora las asociaciones de criadores de aves no se benefician demasiado con la «moda de las gallinas». Si bien algunos de estos criadores por hobby se unen a las asociaciones, según Hudler son poco activos en ellas.
La familia Wagner se siente bien preparada para criar sus aves a pesar de no pertenecer a ninguna asociación. «El perro, los gatos y las gallinas se llevan bien», asegura Simone Wagner. «Hasta ahora no nos arrepentimos ningún día de haber comprado estos animales», afirma.
Por Frederick Mersi (dpa)