Nueva York, 14 sep (dpa) – ¿Falafel, burrito, hamburguesa o empanadas? En la Governors Island de Manhattan se enfrentaron los mejores vendedores de comida de puestos callejeros de Nueva York y el ganador del «Oscar de la comida» fue un puesto de alimentos veganos (estrictamente vegetarianos).
Antes de que el primer visitante se acerque al colorido carrito, el argentino Ariel Barbouth ya hace publicidad de su comida. Con una canasta con medialunas (cruasanes), recorre la fila de personas que esperan para entrar en el recinto al aire libre en Governors Island, frente a Manhattan. Barbouth es uno de los cinco nominados para la Copa Vendy, el mayor premio que existe en Nueva York a la comida callejera.
El premio, que se entrega desde hace diez años, garantiza al ganador entrevistas en los diarios y la televisión, algo muy importante para descatarse en medio de los aproximadamente 3.000 puestos móviles de comida de la ciudad.
Por eso, Barbouth hace gala de su encanto. «Acá tienen algo para ir picando, el resto, adentro», señala este empresario de 40 años mientras ofrece la canasta a dos mujeres. Dentro del recinto, sus colaboradores preparan empanadas artesanales de su tierra en el kiosko, que él bautizó como «nuchas». Gracias a este producto que Barbouth trajo de su Argentina natal, consiguió llegar a la ronda final y ahora espera ganar.
Cuando se abren las puertas, la gente se precipita sobre los 24 stands. Muchos no han desayunado esta mañana y aprovechan para disfrutar de los donuts con glaseado de hibisco, empanadillas de carne asada estilo coreano o de falafel turcos. Mientras las colas para probar la comida van creciendo, Sean Basinski lo observa todo con una sonrisa.
Este jurista fue el creador del premio en 2005, y entonces la competición se hacía en un garaje de Manhattan. Esta vez se han trasladado a Governors Island 2.500 visitantes y cada uno de ellos ha pagado al menos 90 dólares (unos 70 euros) de entrada. La «Vendy Cup» es la principal fuente de recaudación de Streetfood Projects, que preside Basinski y que defiende los derechos de los vendedores callejeros de comida.
En un país donde los puestos móviles de comida son una tradición nacional, en Governors Island hay una enorme variedad. Lo que los une es el hecho de no tener un local, sino ofrecer los alimentos en carros, tiendas o caravanas. «La comida callejera es la más democrática que uno de pueda imaginar», señala Basinski. «La gente decide lo que le gusta. Y a diferencia de lo que pasa en el restaurante, uno puede decirle al cocinero su opinión a la cara».
Por eso, los competidores son nominados por los mismos ciudadanos. El ganador del primer concurso en 2005 fue «Hallo Berlin», un puesto de perritos calientes del alemán Rolf Babiel. Tras su muerte, su hijo Peter continúa el negocio y está presente en la décima edición. «Hallo Berlin» cuenta entretanto con dos restaurantes en la ciudad, algo para lo que «los premios Vendy fueron de gran ayuda», asegura Babiel hijo.
El ganador del premio principal es elegido por un jurado formado por chefs y famosos. «Muchos de los nominados elaboran comida al nivel de un restaurante», señala el presentador de televisión Adam Richman. La cocinera estrella Alex Guarnaschelli añade: «La comida callejera es algo muy sentimental, porque los vendedores hacen comida de sus países de origen. Un bocado te transporta a culturas totalmente extranjeras».
Sin embargo, en 2014 el premio principal se lo lleva un estadounidense: Adam Sobel y su firma «Cinnamon Snail». En los últimos años este cocinero de 32 años ya había salido premiado en categorías secundarias, y en 2013 su donut vegano fue elegido como el mejor postre.
Esta vez convence con sus hamburguesas sin carne. «La copa es una prueba de que la comida vegana no tiene que saber mal», dice Sobel feliz al recibir el premio. Pero tampoco Ariel Barbouth se va con las manos vacías: sus «nuchas» reciben el premio del público.
Por Simon Broll