(dpa) – No, no fue vanidad lo que llevó a Dorothy Levitt a llevarse un espejo al coche. Si se cree en la palabra del experto del Museo Mercedes de Stuttgart, la piloto y periodista británica sólo estaba preocupada por su seguridad cuando en su manual para mujeres al volante publicado en 1909 recomendaba a las conductoras tener siempre un espejo de mano cerca dentro del coche.
La idea era que lo levantaran de vez en cuando para ver qué había detrás de ellas. Así se podía tener a la vista también durante el viaje el tráfico detrás del propio coche y al mismo tiempo conducir de manera segura el vehículo.
De esa manera Levitt inició una campaña con grandes consecuencias para la visión trasera al conducir, explica el portavoz de Mercedes Classic Ralph Wagenknecht. «Así comenzó la historia del espejo retrovisor en la fabricación de coches».
Del circuito de carreras a la calle
Lo cierto es que pasó una década más hasta que el espejo se impusiera primero en el circuito de carreras y luego en la calle. A veces montado en el interior, a veces en el exterior y luego en versión al menos doble, no fue hasta después de la Primera Guerra Mundial que se convirtió en norma y, según Mercedes, logró llegar a las disposiciones de tráfico en 1956.
Ahora se va extinguiendo lentamente. Cada vez más fabricantes apuestan por cámaras en lugar de espejos y prometen así más seguridad a los conductores.
Cámaras y monitores sustituyen el clásico espejo retrovisor
En los estudios de diseño y showcars los fabricantes de coches hace tiempo que experimentan ya con estas tecnologías. Wagenknecht hace referencia, por ejemplo, al vehículo de investigación F200 Imagination, que en 1996 sorprendió con cámaras y pantallas en vez de espejos.
Pero la utilización en serie comenzó con el Volkswagen XL 1 en 2011. Los ingenieros luchan por cada mililitro de consumo de combustible en este coche que consume menos de un litro cada 100 kilómetros. Por eso sustituyen los espejos por cámaras y reducen así el coeficiente de resistencia al aire, es la explicación que da el portavoz de Volkswagen Christian Buhlmann.
Por la misma razón también Audi asumió esta tecnología para su primer coche electrónico E-Tron, según su portavoz de prensa Tanja Lehner-Ilsanker. Quien pague un recargo de 1.540 euros (unos 1.740 dólares), recibe dos videocámaras que sobresalen de la carrocería como antenas de insectos y transmiten su imagen a dos monitores en las puertas.
Sólo por eso el coche llega a unos cientos de metros más con la carga de la batería. El portavoz de Audi indica que además, estos espejos virtuales se supone que facilitan las maniobras porque cambian de perspectiva de acuerdo a las condiciones del tráfico.
Las cámaras suministran informaciones adicionales
Según el portavoz de Lexus Andreas Lübeck, se trata sobre todo de la seguridad en los espejos digitales del modelo de clase media ES, que por un recargo de 2.000 euros (unos 2.260 dólares) también puede venir con ojos de video en el exterior y pantallas en el interior.
Al contrario de los espejos mecánicos, estos siempre están bien orientados, asegura, y muestran una imagen óptima de noche, con niebla, con lluvia o con sol. Además, permiten añadir indicaciones de advertencia o líneas de posición.
Pero las cámaras se imponen lentamente no sólo para los espejos exteriores. También el espejo retrovisor interior se vuelve cada vez más virtual.
En el caso de coches como en el Opel Ampera-E, el Range Rover Evoque o recientemente el nuevo Land Rover Defender, un botón permite alternar en el espejo entre la tecnología convencional y la imagen de la cámara.
Entonces el espejo se convierte en monitor y muestra al conductor lo que una lente sobre el techo ve del espacio trasero. El ingeniero jefe de Defender Nick Collins, explica que así el conductor tiene visión libre al maniobrar, incluso si el maletero está repleto o las cabezas de los demás ocupantes del coche bloquean su eje visual.
Los coches autónomos ya no necesitarán espejo, ¿o sí?
Según Wagenknecht, el portavoz de Mercedes, cada vez más fabricantes apuestan por las cámaras en el exterior y el interior y a largo plazo, cuando circulen los coches autónomos, el espejo de todas maneras quedará caduco.
Pero al menos hay un espejo que sobrevivirá a la transformación tecnológica: el espejo para maquillarse en el parasol.
A Dorothy Levitt en 1909, sin embargo, esto no le habría parecido demasiado bien. A sus lectoras les advertía que mientras conducían era mejor que no hicieran ese tipo de uso personal del espejo por razones de seguridad.
Por Thomas Geiger (dpa)