Karlsruhe, 25 may (dpa) – El Tribunal Federal Supremo de Alemania (BGH) decidió hoy, en su primer fallo sobre el escándalo por la manipulación de motores diésel de Volkswagen, que los demandantes podrán devolver sus coches y reclamar así compensación por parte del grupo industrial alemán.
Inmediatamente después de que se pronunciara la sentencia, Volkswagen anunció que compensaría a muchos de los demandantes. Los pagos únicos se ofrecerían como una «solución pragmática y sencilla», explicó el Grupo. Esto evitaría que los demandantes tuvieran que cerrar el caso.
Volkswagen había equipado millones de coches diésel con tecnología de escape ilegal para cumplir con los límites de óxido de nitrógeno durante las inspecciones oficiales.
Los jueces del más alto tribunal civil alemán llegaron a la conclusión de que el fabricante de automóviles de Wolfsburgo había engañado de forma sistemática y deliberada durante muchos años a la Oficina Federal de Automóvlies de Alemania (KBA) con el fin de maximizar los beneficios.
Según el veredicto, la manipulación masiva del software por parte de Volkswagen no solo estaba asociada al aumento de la contaminación ambiental: También existía el peligro de que los coches en cuestión perdieran su licencia de circulación si el escándalo se descubría.
Esto era «particularmente reprensible para los compradores e incompatible con los valores fundamentales del orden legal y moral». El presidente del tribunal, Stephan Seiters, dijo que la confianza de los compradores fue explotada de modo deliberado.
Con su decisión, el Tribunal Federal Supremo de Alemania confirmó un fallo favorable a un cliente del grupo automovilístico alemán del Tribunal Regional Superior (OLG) de Coblenza.
El tribunal había ordenado a Volkswagen que reembolsara a Herbert Gilbert, comprador de un Sharan usado, unos 25.600 euros (casi 28.000 dólares) más intereses por daños deliberados contra la buena fe. El hombre había argumentado que había confiado en la publicidad y que creía haber comprado un coche en buenas condiciones.
El escándalo sobre la tecnología de escape ilegal en millones de vehículos diésel del grupo Volkswagen estalló en el otoño de 2015. Fue entonces cuando salió a luz que las emisiones de óxido de nitrógeno eran mucho más altas de lo que mostraban los test del BKA ya que un software activaba la limpieza completa de los gases de escape solo durante las pruebas.
Ambas partes habían apelado contra el fallo de Coblenza. El demandante había pagado poco menos de 31.500 euros por el coche en 2014 y quería recuperar el precio completo. Por su parte, la empresa argumentó siempre que sus coches estaban en orden en todo momento por lo tanto los clientes no habían sufrido ningún daño y no había porqué pagar compensaciones.
En su decisión histórica, el BGH rechazó la apelación del comprador del coche diésel y, en esencia, también la de Volkswagen. Esto estableció la línea a seguir en muchos miles de casos judiciales aún en curso. Hasta ahora, las instancias inferiores habían dado fallos muy diferentes.
Según Volkswagen, todavía hay unos 60.000 casos pendientes en todo el país, es decir, que aún no han sido decididos legalmente ni concluidos mediante un acuerdo.
El primer fallo del Tribunal Federal Supremo de Alemania marca ahora el rumbo de muchos de estos casos aunque numerosas cuestiones jurídicas siguen aún sin resolverse.
Los jueces de Karlsruhe ya han programado las próximas tres audiencias sobre otros casos de diésel para julio y otras audiencias seguirán a estas.
Sin embargo, el fallo ya no tiene ningún efecto sobre el acuerdo negociado en un caso de prueba que, según Volkswagen, ya han aceptado unos 240.000 propietarios de coches diésel.