(dpa) – Las guarderías y escuelas continúan cerradas en muchos países por la pandemia de coronavirus: a padres e hijos aún les queda por delante un período difícil.
Residente en Berlín, Susanne Mierau es licenciada en Pedagogía, administra un blog sobre temas familiares y tiene tres hijos. A continuación, explica a los padres cómo no volverse locos durante la pandemia y por qué pueden permitir a los niños divertirse un rato en el baño.
dpa: Señora Mierau, el confinamiento se mantiene para muchas familias. ¿De dónde pueden sacar fuerzas los padres?
Mierau: El tener una estructura diaria ayuda, además de dejar temporalmente de lado posturas como: «entresemana mi hijo no debe ver la televisión». Hay que introducir tiempos en la rutina diaria en los que permitir a los niños ver dibujos o jugar a la consola -siempre en función de la edad de los menores- es un momento en el que los padres también pueden relajarse.
Además, es positivo dar espacio a los niños. Al fin y al cabo, en la guardería o en la escuela no están constantemente vigilados, y en casa sí. Cada cierto tiempo los padres pasan por su cuarto a supervisarlos y dicen cosas como: no ensucies esto, no mojes lo otro. Lo cierto es que permitirles ensuciar o mojar algo durante un rato en la cocina o en el cuarto de baño tiene efectos relajantes tanto para los niños como para los padres.
También es recomendable bajar las expectativas. Mucha gente cree que tiene que hacer algo realmente especial con sus hijos. Sin embargo, pueden limitarse a hacer algo tan sencillo como un pícnic en el suelo -y de paso no tener que limpiar por esta vez la mesa del comedor-.
dpa: Quienes tienen niños pequeños leen con incredulidad que hay gente que aprovecha ahora para reformar el apartamento o aprender un idioma. ¿Cómo lidiar con esa presión?
Hay que ser consciente de que, incluso antes de la pandemia, estar pendiente todo el día de un menor es una tarea muy exigente. Si ahora hay que compaginarlo con el teletrabajo, la carga es enorme, una locura, así que los padres deben liberarse de toda presión extra como obligarse a practicar yoga o aprender mandarín.
Una buena idea es escribir un diario durante la pandemia en el que relatar las actividades realizadas, no sólo para recordarlo más tarde sino también para ser consciente de todo lo conseguido, a pesar de las circunstancias, en una jornada.
dpa: Antes de la pandemia el día a día familiar solía estar regulado por tiempos estrictos. Ahora, sin embargo, se dispone de muchas más horas para pasar con los niños. Hay padres que no son capaces de disfrutar de la nueva situación, ¿deberían de sentirse culpables?
Mierau: En absoluto, es normal estar abrumado de vez en cuando. La convivencia en familia, con niños, está en ocasiones muy idealizada. No es agradable en todo momento, está bien que los padres así lo reconozcan.
dpa: A principios de mayo los niños de más edad podrán regresar en Alemania a la escuela. A algunos padres el dejar que sus hijos salgan de nuevo les genera miedo. ¿Qué aconseja en estos casos?
Mierau: En general los niños sobrellevan bien situaciones difíciles, aportan soluciones frescas, creativas, como podría ser ahora el fabricar sus propias mascarillas, a su gusto.
De todos modos, si a los progenitores les provoca ansiedad que vuelvan a la escuela, puede ayudarles el fijarse en los hechos: según los estudios, la mayoría de niños no enferman gravemente a causa de la Covid-19. Además, hay que confiar en que los educadores harán lo mejor posible y prestarán atención a la seguridad y salud de los alumnos.
Lo cierto es que no hay otra alternativa, excepto el homeschooling. Como medida para aliviar el estrés que genera a los padres ejercer de maestros, propondría que se invirtiese en proveer a las escuelas de la tecnología necesaria para que los profesores pudieran acceder a las tareas de los alumnos y corregirlas.
dpa: Muchas familias no podrán beneficiarse plenamente de la desescalada gradual mientras colegios y guarderías permanezcan cerrados. ¿Cómo afecta esto a los padres?
Genera un sentimiento de exclusión social. A ello hay que añadir que a muchos padres les preocupa su situación financiera, que se deteriora cuanto más tiempo pasan confinados.
En caso de que la situación se prolongue por un largo período sería deseable hacer algunos ajustes que alivien la tensión emocional. Por ejemplo, podría permitirse que se reuniesen dos familias con niños pequeños, así los padres podrían relevarse mutuamente y los niños podrían jugar juntos.
Por Julia Kirchner (dpa)