Damasco, 14 sep (dpa) – Marea no es una ciudad que haya tenido hasta ahora un papel muy relevante en la historia siria. Se trata de un sitio modesto en el norte de Siria, en el que los habitantes viven de la agricultura y el comercio.
En el pasado, Marea tenía más de 40.000 habitantes. Pero la realidad actual es muy diferente. La guerra civil causó enormes daños en esta localidad. Por eso, representa la dramática situación de aquellos sirios que luchan tanto contra el régimen como contra la agrupación extremista Estado Islámico (EI). Y es que ambos atacan desde hace semanas esta ciudad.
La Fuerza Aérea siria realiza vuelos regulares y deja caer sus bombas. Al mismo tiempo, el EI se acerca cada vez más a Marea desde el este. Una y otra vez se enfrentan allí los combatientes del grupo terrorista con otros grupos rebeldes.
«Casi todas las familias abandonaron Marea», dijo un activista sirio en la región. «Las personas tienen miedo». Casi a diario, el EI dispara artillería contra la ciudad.
Marea posee un gran valor estratégico. La ciudad es considerada un bastión del Frente Islámico, una coalición de diversos grupos rebeldes islamistas. Asimismo, se encuentra cerca de una importante ruta de abastecimiento, a través de la cual los opositores al régimen en la cercana metrópolis de Alepo reciben suministros de Turquía.
Los rebeldes reclutaron muchos combatientes en Marea. Si pese a ello la ciudad es conquistada por el EI, quedará libre el camino para que los extremistas corten la ruta de abastecimiento.
Esto tendría graves efectos sobre la guerra civil en Siria. Sin suministros de Turquía, la situación del grupo rebelde en Alepo sería desesperada. La ciudad es un símbolo de la resistencia contra el régimen.
Al igual que Marea, es atacada tanto por el Ejército sirio como por el EI. «La ciudad es decisiva para la viabilidad militar y la moral de la oposición», dice un informe del International Crisis Group. «Si Alepo cae, también muere la resistencia siria».
En Marea y Alepo queda evidente todo el dilema militar de los rebeldes, a quienes en primer lugar les faltan armas.
Mientras que los extremistas del EI avanzan con vehículos blindados modernos y artillería, sus rivales sólo tienen aquello que pudieron quitarle al régimen. Algunos equipos militares los compraron en el mercado negro, indicó el activista. Prácticamente carecen de armas antitanques.
La situación es similar en Alepo. Los rebeldes que combaten allí son más moderados que el EI, pero debido a que en parte hay grupos islamistas radicales como el Frente Islámico, Occidente no les quiere entregar armas.
Tampoco se benefician de los misiles antitanque que desde hace algunos meses son enviados con el aval del gobierno estadounidense a través de Turquía a los rebeldes moderados, ante todo el Ejército Libre Sirio.
La llegada de los misiles tuvo una importancia simbólica, dijo Charles Lister, experto en Siria de la Brookings Institution en Doha. Pero hasta ahora, la situación en el campo militar no mejoró de manera decisiva en favor de las fuerzas moderadas.
Por lo tanto, la guerra civil en Siria, que comenzó en 2011 como un levantamiento para demandar más libertad y democracia, podría convertirse pronto en un duelo entre el régimen y el EI.
Entonces prácticamente no habría ningún grupo que Occidente podría armar para derrotar a los yihadistas del EI. El International Crisis Group advirtió: quien quiera evitar la caída de Alepo, debe actuar rápido.
Por Jan Kuhlmann