(dpa) – El mal de Alzheimer se manifiesta de manera distinta en cada persona. Esto se puede ver en una fase temprana de la enfermedad con una ligera pérdida de memoria, así como también en una etapa más avanzada.
Especialmente en tiempos turbulentos como los que se viven en la actual crisis del coronavirus, los pacientes con Alzheimer necesitan que sus días estén bien estructurados, explica la Iniciativa de Investigación del Alzheimer (AFI) en Alemania.
Esto significa, según AFI, que el enfermo debe comer siempre a la misma hora, lo que vale también para los paseos, realizados en compañía y en lo posible por lugares en los que haya poca gente.
Precisamente en esta época, es importante que los enfermos de este trastorno neurológico mantengan distancia con las otras personas.
En las fases más avanzadas de la enfermedad, cuando el sistema inmunológico está más debilitado, muchas personas con Alzheimer mueren debido a que contraen una enfermedad infecciosa. Por esta razón, los pacientes también deben lavarse las manos regularmente y a fondo. Aquí es importante la ayuda de los familiares.
Las explicaciones deben ser simples
Hay que explicar de un modo muy sencillo lo que ocurre, los riesgos que conlleva el coronavirus y las precauciones que hay que tomar.
«Seguramente habrá que repetirlo muchas veces, pero hay que hacerlo de modo que no le cause temor a los pacientes», explica Christian Leibinnes, de la Iniciativa de Investigación del Alzheimer.
Aunque los recuerdos desaparecen, los sentimientos se conservan. «Los pacientes notan cuando uno está preocupado. Por eso, los familiares deben mostrarse fuertes aunque les resulte difícil», subraya Leibinnes.
Si una persona con Alzheimer se encuentra en una residencia de ancianos, los parientes y allegados deben recurrir a la creatividad para mantener el vínculo con el enfermo. Se puede hablar por teléfono o que los nietos le hagan dibujos.
Aquellos que sepan usar un teléfono inteligente se alegrarán si reciben un video o si se establece una comunicación grupal a través del chat.
Si a los pacientes se les permite salir al balcón o al jardín de la residencia, sus familiares pueden saludarlos desde lejos. Sin embargo, hay que tener presente que lo que a uno le hace bien, puede confundir a otro.
Es importante ir probando distintas posibilidades. «No existe la solución perfecta, hay que ver lo que se puede hacer en cada caso», aconseja Leibinnes.