Fráncfort/Berlín, 1 ene (dpa) – En 2020 se renegociarán los salarios y las condiciones de trabajo de unos diez millones de empleados en Alemania. Según la fundación sindical Hans Böckler, esa cifra supera claramente los 7,3 millones que se vieron afectados el año pasado.
Los pesos pesados de estas negociaciones son la industria metalúrgica y electrónica, la construcción y, en la segunda mitad del año, el servicio público estatal y comunal.
Sobre todo el sector metalúrgico, que involucra a 3,8 millones de empleados y que abarca a industrias claves para Alemania como la fabricación de maquinarias y de coches, se presenta con varios potenciales conflictos en esta ronda de negociación.
Tras las primeras reuniones en marzo, ya en mayo se esperan las primeras huelgas. El sindicato IG Metall podría implementar en las fábricas los temidos paros de 24 horas, que se realizan sin acuerdo previo y con subsidio de huelga para todos los involucrados.
Según investigaciones del Instituto de la Economía (IW) de Colonia, cercano a los trabajadores, la cifra de huelgas a nivel nacional aumenta considerablemente los años en los que se negocian las condiciones en los sectores metalúrgico y electrónico.
Pero la caída en las cifras de producción, la merma de puestos de trabajo y las jornadas reducidas implementadas por los fabricantes y proveedores sensibilizaron a los empleados metalúrgicos, que están más interesados en puestos de trabajo seguros que en nuevas reducciones de jornada.
Para hacer frente a las fluctuaciones económicas, el líder sindical Jörg Hofmann apuesta sobre todo por la jornada reducida, vinculada estrechamente a gratificaciones salariales. Añade que el tiempo ganado debería invertirse intensamente en la formación de los empleados.
El sindicato IG Metall dará a conocer su reclamos concretos en el transcurso del primer trimestre de 2020.
La coyuntura debilitada y el desempleo estancado ya generaron que se cerraran contratos más bajos en 2019. Según el Instituto de Ciencias Económicas y Sociales (WSI), de la Fundación Hans Böckler, en promedio los salarios fueron un 2,5 por ciento más bajos. En los años anteriores aún se habían registrado aumentos de alrededor del 3,3 por ciento.
Según la Oficina Federal de Estadísticas, desde 2013 los salarios nominales crecen de manera continuada más rápido que los precios de venta al público. En teoría, los empleados pueden consumir así más mercancías y servicios.
Los economistas del Commerzbank esperan para el 2020 aumentos salariales que en general estarán por debajo del tres por ciento.
A pesar de las menores obligaciones impuestas por los convenios colectivos, la mayoría de las relaciones laborales siguen dependiendo del acuerdo entre sindicatos y empleadores.
Según un informe de 2017 del Instituto de Estudios del Mercado Laboral (IAB), el 54 por ciento de los empleados trabaja en empresas que están ligadas al contrato colectivo global o a convenios de las empresas.
Para casi la mitad de los restantes empleados, las empresas se orientan a los convenios colectivos existentes, de manera que el salario de al menos tres de cuatro empleados en Alemania depende de convenios.
La que sigue en situación frágil es la aerolínea alemana Lufthansa. Mientras que entre los pilotos reinará la calma hasta el año 2022, la relación con el sindicato de tripulantes Ufo se encuentra fuertemente perjudicada.
Ambas partes superaron en 2019 un año con numerosos conflictos jurídicos, porque la empresa dudaba de la capacidad de negociación del sindicato, afectado por conflictos internos.
Con una huelga de dos días y la cancelación de unos 1.500 vuelos en noviembre, Ufo al menos demostró que aún tiene apoyo entre el personal de cabina. Ahora, probarán suerte los mediadores Matthias Platzeck y Frank-Jürgen Weise.
También es tensa la situación en la subsidiaria de catering LSG Sky Chefs Europa, que está a la venta y en la que el sindicato Verdi seguramente buscará protección para sus alrededor de 7.100 empleados.
Por Christian Ebner (dpa)