El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y el Centro Europeo del Consumidor en España (CEC-España) lanzan una campaña institucional con el objetivo de sensibilizar a los consumidores sobre los múltiples perjuicios que produce la compra de productos falsos y para que pongan especial atención cuando realicen sus compras, aprendiendo a distinguir las imitaciones o copias.
Ambas instituciones quieren poner de manifiesto que la adquisición de productos falsificados no solo contribuye al desarrollo de una economía fraudulenta que vulnera los derechos de Propiedad Industrial y los derechos de la Competencia sino que además provoca la pérdida de las garantías legales y los derechos que asisten a los consumidores como, por ejemplo, a la restitución del bien en caso de falta de conformidad.
Al mismo tiempo y debido a que, por lo general, los productos falsificados no cumplen con la normativa de seguridad, suelen presentar una calidad inferior y representar un serio peligro para la salud.
En términos económicos, y según datos publicados en el Informe de situación 2019 de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), España sufre unas pérdidas anuales debidas a las falsificaciones y piratería de 6.700 millones de euros, lo que supone el 10,6% de las ventas en los once sectores clave de la economía y 146 euros anuales a cada ciudadano español.
El foco de la campaña se ha puesto en las compras online, ofreciendo un total de diez recomendaciones que ayudarán a identificar los productos falsificados en internet.
Diez recomendaciones antes de comprar vía online
Comprobar la identidad del vendedor: el nombre de la tienda, su domicilio social así como sus datos de contacto (dirección, correo electrónico o teléfono y fax) normalmente publicados dentro del «Aviso Legal» y en las «Condiciones Generales» de la web. Las empresas cuyas páginas web terminen en «.be», «es», «.fr» o cualquier otra extensión de un país europeo no necesariamente tienen porqué estar ubicadas en la Unión Europea.
Buscar opiniones de otros usuarios. Las que son excesivamente positivas o demasiado vagas pueden ser de la propia tienda online lo que constituiría una práctica ilegal.
Investigar si la tienda tiene sellos de confianza en cuyo caso, comprobar en la página web de la empresa que lo otorga que la tienda en la que vamos a comprar dispone realmente de dicho sello.
Evaluar el diseño de la web. Las páginas web con errores ortográficos o gramaticales, imágenes de mala calidad, o cuyo diseño no parecen muy profesionales pueden contener productos falsificados.
Localizar los derechos del consumidor. La web debe contener información clara y suficiente sobre los derechos que asisten a los ciudadanos en materia de consumo tales como el derecho a desistir durante los primeros 14 días sin necesidad de justificar el motivo o el plazo de la garantía legal mínima.
Comprobar que puede visualizarse el producto. La tienda online debe mostrar con calidad suficiente la imagen del producto en su totalidad con el fin de poder observar sus características.
Comparar el precio total (impuestos incluidos) en distintas páginas web, así como los posibles gastos adicionales como los de envío, de embalaje especial o derechos de aduana. Un precio excesivamente bajo es motivo de sospecha.
Verificar que la web es un canal de venta autorizado. Cotejar en la página web de la marca oficial que la tienda online donde se va a realizar la compra es un canal de venta autorizado.
Asegurarse de que el medio de pago es seguro. Verificar que la URL de la web empiece con https, pagar preferentemente con una tarjeta de crédito y evitar las transferencias directas de dinero.
Valorar el coste/beneficio de los productos reacondicionados. La garantía y la calidad de estos productos suelen ser distintas a las de los productos nuevos.