Sin el menor género de dudas, la suerte juega un gran papel en nuestras vidas. Puedes necesitarla en un casino online, pero también es necesaria para conseguir nuestras metas y objetivos en la vida.
En definitiva, ser afortunado no es ganar la lotería o llenarse de amuletos, sino que va mucho más allá. Se trata de no confiar en que los problemas se van a solucionar solos y que la suerte nos solucionará todo.
Historias afortunadas de gente afortunada
Seguramente has escuchado ciertas expresiones como “tienes mucha suerte”, pero hay historias que van más allá de la simple suerte, historias de casualidades tan increíbles, que uno no sabe si es suerte o es magia.
Como la historia de Lena Pahlsson, una británica que, después de lavar los platos no encontraba en dónde había dejado su anillo de casada. Buscó y buscó, pero no hubo manera de encontrarlo. Lena vivía en una casa de campo y cultivaba su propio huerto, en donde plantaba sus verduras, que cosechaba para el consumo de su familia. Un día, 16 años después, arrancó unas zanahorias para hacer un pastel.
Ensartado en la mata de una de las zanahorias, ¿os imagináis lo que apareció? Sí, ese anillo perdido. Lana tenía uno de esos sistemas de fabricarse su propio compost para su huerto con los desechos orgánicos y por el tubo de la máquina, parece ser, se escurrió el anillo.
Mi compañera de trabajo es como mi madre…
Cuando era un bebé, Steve Flaig fue dado en adopción, pero cuando cumplió la mayoría de edad, se dedicó de manera incansable a buscar a su madre biológica, de manera infructuosa. Un buen día, mirando los papeles para analizar qué estaba pasando, se dio cuenta que su apellido estaba mal escrito porque lo había deletreado mal. Años de búsqueda infructuosa, por culpa de un error.
Steve estaba en el trabajo y justo su jefe, al verle triste, le preguntó qué le pasaba y se lo explicó. “Caramba, hay una señora con ese apellido que trabaja aquí, en el turno de mañana”. Y sí, su compañera del turno de mañana, a quien había saludado mil veces al llegar al trabajo, era su madre.
Un auténtico superviviente
Tsutomu Yamaguchi era un ingeniero que se encontraba en Hiroshima por trabajo. Era el 6 de agosto de 1945. Ese día fue el escogido por las tropas de EE.UU. para lanzar la primera bomba nuclear en esa ciudad. Sorprendentemente, Yamaguchi sobrevivió. Se encontraba a unos 3 kilómetros de la explosión y resultó con heridas por quemaduras.
Tres días después regresó a su ciudad natal, Nagasaki. Nuevamente, Yamaguchi revivió la historia de Hiroshima, con la segunda bomba nuclear de la historia; y una vez más, el ingeniero se encontraba a tres kilómetros de la explosión. Tsutomu murió a los 93 años en 2010. Un año antes, el gobierno japonés lo reconoció como el único ciudadano que había sobrevivido a los dos ataques.
La gente crea su propia buena y mala suerte
Esta afirmación es del psicólogo Richard Wiseman, quien ha estudiado el papel de la suerte y el impacto que tiene en la vida de las personas. Su conclusión es que la suerte no es una habilidad mágica o el resultado del azar, sino que se trata de cómo pensamos y cómo nos comportamos.
Según este psicólogo, las personas a las que llamamos afortunadas, en realidad están haciendo cuatro cosas bien: saben aprovechar sin dudarlo las nuevas oportunidades que les brinda la vida, tienen una especie de instinto y ausencia total de miedo a tomar ese nuevo camino, confían absolutamente en que las cosas les van a salir bien y son siempre positivos aunque pasen ciclos o circunstancias duras y aprenden de estas situaciones.
Técnicas para tener buena suerte
El mismo Wiserman afirma que adoptar ciertas técnicas pueden ayudar a cualquiera a pensar y comportarse como una persona con suerte. Una de ellas es mantener un diario de la suerte que nos convertirá en más afortunados: apunta lo más positivo y afortunado que haya pasado hoy, sin importar lo trivial que sea.
Lo que sucede con la práctica diaria de este reconocimiento de la suerte es que reducimos la negatividad y nos ayuda a centrarnos en los aspectos positivos de la vida. Es cierto que algunas de las cosas que nos pasan están fuera de nuestro control, tal cual reflejan las tres historias que hemos explicado anteriormente, pero mantener este diario puede ayudar a construir una actitud de resistencia frente a la adversidad.
Si nos paramos a pensar sobre la actitud mental de los tres casos, hay una actitud positiva detrás de ellos: ni Lena se obsesionó por su anillo Steve no perdió nunca la esperanza y seguramente Yamaguchi dio las gracias por sobrevivir en las dos explosiones y no pensó en que había tenido mala suerte.