Berlín/Moscú (dpa) – Desde 1950, Alemania celebra todos los años el «Volkstrauertag», día de duelo nacional en el que se conmemora a las víctimas de guerras o regímenes totalitarios que han asolado al mundo.
El Día de Duelo Nacional, que tiene lugar el penúltimo domingo antes de Adviento, honra asimismo la historia y el destino de millones de prisioneros de guerra.
Más de siete décadas después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, miles de alemanes y rusos continúan buscando a familiares desaparecidos durante y tras su cautiverio.
Para el historiador y politólogo Dmitri Stratievski, este capítulo sigue siendo uno de los más oscuros de la terrible contienda —y una asignatura pendiente de la memoria histórica—.
En el marco de un nuevo proyecto, Rusia y Alemania están facilitando el acceso a sus archivos, lo que puede permitir a muchas personas conocer el paradero de sus familiares desaparecidos.
Stratievski, colaborador científico en el Instituto Histórico Alemán (DHI) de Moscú, se refiere al proyecto actual como un «hito». Por primera vez, Alemania quiere entregar a Rusia grandes cantidades de datos sobre prisioneros de guerra soviéticos, no los documentos originales, sino en formato digital.
«Para muchos rusos es importante saber qué sucedió con sus antepasados y dónde están enterrados», señaló Stratievski a la agencia dpa.
Un acuerdo firmado en septiembre por el presidente del Archivo Federal de Alemania, Michael Hollmann, y el director de los Archivos Militares Estatales de Rusia, Vladimir Tarassov, se considera un gran avance en este sentido.
Hasta el día de hoy el traspaso de información entre los dos países no había sido muy fluido. Por un lado, había dificultades para acceder desde Rusia a los documentos conservados en los archivos alemanes. Por otro lado, el Estado ruso se mostraba reacio a aplicar este enfoque de evaluación del pasado.
«Los prisioneros de guerra soviéticos fueron uno de los mayores grupos de víctimas del régimen nacionalsocialista», asevera Stratievski. El experto señala asimismo que este hecho apenas está arraigado en la conciencia de los alemanes.
De los más de cinco millones de soldados soviéticos capturados por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, más de tres millones fueron víctimas de malos tratos sistemáticos.
A modo de comparación: según la Organización Alemana para la Conservación de Cementerios de los Caídos de Guerra (VDK, por sus siglas en alemán), en la Unión Soviética fueron capturados tres millones de soldados de las fuerzas armadas alemanas, de los cuales más de un millón murieron en cautiverio.
En Alemania, varios antiguos campos de prisioneros recuerdan a los soldados soviéticos en cautiverio, entre ellos el sitio conmemorativo de Sandbostel en Baja Sajonia, el campo de Zeithain en Sajonia y Buchenwald en Turingia.
Una vez finalizado el conflicto, muchos soldados soviéticos no regresaron del cautiverio por miedo al destierro o a la muerte. Stratievski explica que la dictadura de Josef Stalin los consideraba traidores. «Por eso algunos trataron de quedarse en Alemania después del fin de la guerra», explica el experto.
En relación a esto, el periódico moscovita Kommersant escribió que los prisioneros de guerra soviéticos no recibieron el estatus de «participantes en la Segunda Guerra Mundial» hasta 1995.
Serguei Balandyuk, presidente de ELAR, organización que gestiona en Rusia el banco de datos con los archivos electrónicos, señaló al periódico que el acuerdo ruso-alemán es de suma importancia, ya que, hasta la fecha, aún está sin aclarar la suerte de dos millones de prisioneros de guerra soviéticos.
El nuevo proyecto de intercambio de archivos no sólo aporta ventajas a los rusos que buscan información sobre el paradero de sus familiares en cautiverio alemán o bien quieren saber dónde están sus tumbas.
El servicio de búsqueda de familiares desaparecidos de la Cruz Roja Alemana (DRK, por sus siglas en alemán) también espera que el nuevo acuerdo les permita un acceso más rápido y con menos burocracia a los archivos rusos. «Todavía tenemos muchas consultas sin resolver», dice Dorota Dzivoki, directora de la sede del servicio de búsqueda de la DRK.
Dzivoki aclara que también hubo muchos alemanes que desaparecieron en prisiones soviéticas y que el interés de los familiares sigue siendo muy alto, incluso habiendo transcurrido tantos años desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
La directora del servicio explica que la búsqueda de personas desaparecidas, que se financiará hasta finales de 2023, es muy complicada, entre otras cosas porque a menudo los nombres alemanes se trasladaban al alfabeto ruso tal como llegaban a los oídos del personal de los campos. Dzivoki acota que, así y todo, la base de datos digital de la DRK ya contiene información sobre 20 millones de personas.
Proyectos de evaluación y revisión del destino de los desaparecidos durante la guerra —especialmente de aquellos soldados que pertenecieron a las fuerzas armadas alemanas— existen desde hace mucho tiempo. Lo que sí recibió comparativamente poca atención es la suerte y el paradero de los prisioneros de guerra.
En una declaración conjunta realizada en 2016, el entonces ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, y su homólogo ruso, Serguei Lavrov, anunciaron el proyecto ruso-alemán para la búsqueda y digitalización de archivos sobre prisioneros de guerra, argumentando que la historia requería una revisión, y que para ello ambos gobiernos facilitarían el acceso a los archivos y crearían las condiciones óptimas para el trabajo de expertos e investigadores.
En la sede berlinesa de la VDK, que este año celebra su centenario, Heike Winkler, coordina del proyecto, señala que es la primera vez que se digitaliza material de los archivos estatales alemanes y se lo entrega a Rusia para su uso. Además, hace referencia al importante patrimonio archivístico de la sede berlinesa del Archivo Federal y del Departamento de Archivos Militares de Friburgo.
El Instituto Histórico Alemán de Moscú, por su parte, ha creado un puesto para la investigación del paradero de prisioneros de guerra.
Por Ulf Mauder (dpa)