Berlín, 9 nov (dpa) – La Bernauer Strasse es la calle que simboliza la división de la actual capital alemana durante casi tres décadas, ya que un largo tramo del Muro de Berlín discurría por ella, a corta distancia de las fachadas de los edificios del sector oriental.
Un tramo de unos 220 metros de esta construcción de hormigón se conserva para recordar que después de la construcción del Muro, a principios de la década de 1960, algunos berlineses que habían quedado aislados en el sector oriental saltaron por las ventanas hacia el lado occidental y perdieron la vida en el intento.
Ellos fueron las primeras víctimas de la nueva línea fronteriza erigida entre los sectores soviético y occidental de Berlín.
En esta calle, el soldado del servicio de fronteras de la República Democrática Alemana (RDA) Conrad Schumann escapó saltando por encima de la barrera de alambre de espinos que se instaló provisionalmente antes de la construcción definitiva del Muro.
Su foto dio la vuelta al mundo, pero ese no fue el único modo empleado para cruzar la frontera. Bajo ésta se construyeron los túneles más famosos utilizados para huir a Occidente.
La estación de metro que lleva el nombre de la calle se convirtió en una estación fantasma, ya que fue cerrada mientras el Muro se mantuvo completamente en pie. Bernauer Strasse volvió a operar a principios de la década de 1990.
Y también en esta misma calle se hallaba la Iglesia de la Reconciliación, cuya puerta principal quedó a escasos metros del Muro, haciéndola prácticamente inaccesible. Su campanario fue utilizado como torre de vigilancia en la llamada franja de la muerte, hasta que el gobierno de la RDA ordenó su demolición.
A finales de 2014 se erigió un Memorial del Muro al aire libre en esta calle y desde entonces es el lugar central de conmemoración de las víctimas.
El 2 de octubre de 1990, un día antes de la reunificación oficial de las dos Alemanias, la magistratura de Berlín Oriental decretó la protección del Muro que atravesaba el cementerio Sophien por su valor como monumento.
En 1994 se convocó un concurso para diseñar un monumento en memoria de las víctimas del Muro así como para conmemorar la división de la ciudad.
El monumento fue inaugurado el 13 de agosto de 1998. Un año más tarde, con motivo del décimo aniversario de la caída del Muro, fue inaugurado un centro de documentación.
El área fronteriza, que abarca un tramo de 1.400 metros de longitud y una superficie de 4,4 hectáreas, fue transformada en un sitio conmemorativo.