(dpa) – Cuántas veces habrás intentado tomarle una fotografía a alguien para que se luzca y se vea bello y… el resultado fue justo lo contrario de lo esperado. La persona se ve contracturada, hace una sonrisa tiesa o una mueca insólita en su intento por «posar bien». El mejor retrato no es el que podrás tomar con la cámara, sino con la comunicación. ¿Cómo?
El punto fundamental de cualquier retrato es cómo te comunicas con la persona que estás retratando. No se puede decir que haya un modo correcto y uno incorrecto. Lo decisivo será qué le despiertas a esa persona, si existe algún tipo de curiosidad o interés. La técnica y el oficio en ese momento son lo de menos.
Así lo ve también el diseñador y fotógrafo Markus Hauschild, que asegura que lo esencial son la confianza y el modo de trabajar con la persona a fotografiar. Es crucial que el fotógrafo funcione como guía y acompañante del «modelo» para que el resultado no sea una foto carnet. El retrato debiera transmitir luces y sombras de cada uno. Parece muy sencillo, pero no siempre lo es. Veamos algunos consejos prácticos.
– Es cuestión de psicología: los fotografiados no deberían comenzar a pensar si están sonriendo o no, o cómo lo están haciendo, explica Hauschild. Es fundamental distraerlos conversándoles, pidiéndoles cosas o que miren en una determinada dirección.
Muchas personas, al dar sus primeros pasos, se sienten inseguras y le transmiten algo de eso a la persona que está del otro lado de la lente. Quienes deben ser fotografiados también se muestran muchas veces inseguros porque nunca se han dejado retratar. ¿Qué recomiendan los profesionales en estos casos? Dejar la cámara sobre la mesa y sentarse a beber un café.
– Mirar las fotos juntos: Daniel Hammelstein, un fotógrafo que ofrece seminarios para principiantes en Bonn, dice que no está nada mal hacer pausas durante las sesiones de foto y echarle un vistazo al material que se está generando junto con el fotografiado. Si alguien es fotografiado por primera vez y nunca ve el resultado se siente cada vez más atado. «Los retratos son una producción de los dos», asegura el experto.
Al comenzar no está mal elegir a una persona que uno ya conoce pero que no ve todos los días. Si uno puede gastar un poco, tampoco está nada mal contratar a alguien que ya tenga experiencia ante las cámaras y pueda dar consejos. «Eso hace que la atmósfera sea más distendida y se genere conversación», explica.
Para dar los primeros pasos lo ideal es estar en un ambiente de ventanas grandes, en la naturaleza o en algún lugar a cielo abierto de la ciudad. La arquitectura puede servir de telón de fondo para generar relaciones muy interesantes.
– Que los ojos estén nítidos: «Los principiantes pueden utilizar la función automática de retrato que ofrece la cámara», apunta Hammelstein. Si sólo tomáramos las fotos con luz natural, lo decisivo serán los objetivos. Un objetivo de distancia focal fija, un diafragma abierto y un ISO bajo serán la mejor combinación. El foco debería estar en los ojos. La punta de la nariz, por ejemplo, podría quedar con algo menos de nitidez.
La fuente de luz y su dirección también hacen una gran diferencia. Lo primero que se recomienda es que la iluminación no sea dura y que sea indirecta. ¡No ubiques a tu modelo bajo el sol radiante! Si tomas las fotos en la naturaleza, en algún sitio con muchos árboles, puedes utilizar un cartón blanco para levantar la luz. En ese caso, será muy bueno que te acompañe alguien.
Y algo que no debes subestimar: la música. En esas situaciones también puede resultar muy descontracturante. Tiene que elegirla el fotografiado, por supuesto, para que sea de su agrado. El maquillaje también puede transmitir algo más de seguridad, pero ¡a no pintarrajearlo demasiado! Si vas a trabajar con flash, ten siempre algo de base incolora a mano.
Por Bernadette Winter (dpa)