(dpa) – Todos lo hemos vivido: de pronto miramos por el espejo retrovisor y vemos que el coche de atrás está tan pegado que pareciera que tuviéramos sus faros sobre nuestro maletero. ¿Que le pasa a este tipo? La imagen puede causarnos una tremenda ira. O miedo. ¿Qué podemos hacer? Varias cosas.
Lo primero que recomiendan los especialistas es no perder los nervios ni enloquecer de furia, aunque a veces nos cueste muchísimo.
«Que el otro tenga un comportamiento totalmente fuera de lugar no implica que yo voy a hacer lo mismo», apunta Sören Heinz, del club automovilístico ACE.
Heinz recomienda apartarse del carril en cuanto uno pueda y no dejarse tentar a pisar el acelerador. Cuando nos vemos ante esta situación, podemos chequear cuál es la velocidad máxima para esa ruta o autopista y, si no nos viene mal, ir un poco más rápido. Pero no tenemos por qué dejarnos presionar si no queremos ir más rápido. A lo sumo podemos dejarle lugar al de atrás para que pase y vaya todo lo rápido que quiera.
En algunos países, las actitudes intimidantes hacia otro coche son castigadas con multas, dependiendo de su intensidad y duración. Insistir de ese modo y haciendo señas con las luces puede ser penado en Alemania, por ejemplo.
Por otro lado, si el auto que está delante intenta evitar a toda costa que el de atrás lo pase o si llega a frenar, también puede ser multado. «Uno en esas situaciones no tiene por qué cumplir una función pedagógica. Si el otro se pone pesado, lo que tenemos que ver es cómo resolver la situación de peligro lo antes posible», apunta Heinz.
En Alemania este tipo de comportamientos se multan según el ingreso del conductor. Si el conductor gana 3.000 euros mensuales, puede que tenga que abonar una multa de entre 3.000 y 6.000 euros (entre 3.300 y 6.600 dólares). Incluso puede llegar a perder la licencia por seis meses. En resumen: Más vale no hacerse el vivo en la ruta.