Berlín, 21 sep (dpa) – El nombre de Claas Relotius representa uno de los mayores escándalos del periodismo en Alemania. Durante mucho tiempo, este germano que hoy tiene 33 años inventó escenas, acontecimientos y datos para sus premiados reportajes.
Ahora, la persona que lo desenmascaró, el también periodista alemán de origen español Juan Moreno, publica «Mil líneas de mentiras», un libro sobre el caso que afectó principalmente al prestigioso semanario «Der Spiegel». Moreno insiste en que el libro no es un ajuste de cuentas, pero admite que a la revista «no le gustará».
En ese sentido, el periodista nacido en España cita al redactor jefe del semanario, Steffen Klusmann, cuando dijo: «Habrá un libro sobre el caso de una manera u otra, y prefiero que lo escriba alguien que estuvo muy cerca de los hechos y no cualquier idiota».
A lo largo de 280 páginas, Moreno relata el largo y díficil camino que le llevó a desenmascarar a Relotius a partir de un reportaje en el que ambos debían trabajar juntos el año pasado.
Muchos de los aspectos del escándalo son ya conocidos, pero como involucrado directo, Moreno proporciona detalles decisivos que convierten su descripción de los hechos en un emocionante relato digno de ser leído.
Gran parte del libro se refiere a los complejos comienzos de aquel reportaje así como a las dramáticas consecuencias que trajo.
En la nota «La frontera del cazador», Moreno y Relotius tenían previsto relatar una historia vista desde dos perspectivas. Mientras que el primero acompañaría a migrantes centroamericanos en su ruta hacia Estados Unidos, Relotius debía encontrarse con una milicia paramilitar en suelo estadounidense, cuyos miembros se autoproclamaban guardias de la frontera con México.
Moreno tuvo dudas acerca de la investigación que le presentó su colega Relotius desde bastante temprano. Algunas fotos no encajaban, tampoco los nombres de las personas. Otros acontecimientos descritos resultaban inverosímiles para algunos expertos a los que consultó.
Sin embargo, a cada nueva sospecha de Moreno sobre las inconsistencias de Relotius, los jefes de ambos en Hamburgo solo parecían reaccionar con una creciente insatisfacción. Es más, no creían a Moreno, sino que respaldaban a su supuesto reportero estrella.
A pesar de ello, Moreno siguió investigando a Relotius. «Estaba como poseído», recuerda. Mucho más tarde, «Der Spiegel» escribiría sobre la «maravillosa desconfianza de Juan Moreno», ya que este logró descubrir que gran parte del reportaje publicado había sido inventada.
«Es peor que cualquier pesadilla», reconoce ahora Moreno, quien como padre de cuatro hijos y periodista freelance no tiene ninguna seguridad laboral. De hecho, su contrato como colaborador de «Der Spiegel» puede ser rescindido en cualquier momento.
Desde su punto de vista, las reacciones a sus acusaciones contra Relotius, quien a su vez iba a ser ascendido como jefe de departamento, eran totalmente imprevisibles.
«Intuí que Relotius era un tipo popular, pero no tenía claro lo importante y querido que era para el departamento. Había elegido al peor sospechoso imaginable», admite.
Según Moreno, Relotius se centraba sistemáticamente en temas extranjeros, pues no quería trabajar en Alemania. La base del periodismo es la confianza de los colegas y de los lectores. «Es difícil concebir más confianza que la que se tiene en informes difícilmente verificables de las zonas en crisis en el extranjero. Un campo ideal para abusar de esta confianza», señala.
Moreno también tiene una explicación para el ascenso meteórico del más bien discreto Relotius. «Sólo quedaba una cosa para darse a conocer: tenía que ganar un premio de periodismo». Relotius llegó a acumular más de 40 galardones.
El colaborador de «Der Spiegel» agrega que Relotius se encargó de entregar historias simples y plausibles, solo que eran inventadas. «Relotius nunca fue un reportero, fue un impostor», subraya.
Lo que sigue siendo sorprendente es por qué el castillo de naipes no se desmoronó antes. «Relotius estaba rodeado de profesionales escépticos. Logró capearlos a todos durante años», observa Moreno.
Klusmann, el redactor jefe de la revista alemana, comentó tras la publicación del libro: «A finales de 2018 no fue ‘Der Spiegel’ con su potente capacidad investigativa el que desenmascaró a Relotius. Fue Juan, el periodista freelance que arriesgó su destino profesional y al que no creímos durante demasiado tiempo».
Moreno defiende a la revista para la que sigue trabajando. «‘Der Spiegel’ no es una fábrica de mentiras. Relotius fue el falsificador», concluye.
Por Gerd Roth (dpa)