(dpa) – Los chillidos resuenan por partida doble: La panda Meng Meng del Zoológico de Berlín dio a luz a mellizos durante el fin de semana y atiende cariñosamente a sus pequeñas crías.
«Instintivamente es una buena madre», comentó el director del zoo, Andreas Knieriem. Los pequeños, que pesaron solamente 186 y 136 gramos en la balanza, representan una verdadera novedad para Alemania: la única pareja del país está integrada por Meng Meng y Jiao Qing, que viven en el zoo desde 2017. Anteriores intentos de reproducción con otros pandas en Berlín no habían tenido éxito.
Meng Meng, de seis años, fue madre por primera vez. Pero inmediatamente tras el parto el sábado pasado por la noche supo lo que tenía que hacer, contaron desde el zoológico. Suavemente colocó sobre su abdomen al primogénito, cubierto de delicada pelusa blanca, y lo calentó con amor con sus patas y el suave pelaje de sus mejillas.
A Meng Meng no le quedó mucho tiempo para descansar: casi una hora después nacía el segundo panda, también prácticamente sin pelaje, ciego y más liviano que un conejillo de Indias.
Knieriem aún no quiso revelar si se trata de hembras o machos. «Inmediatamente después del nacimiento uno puede equivocarse rápidamente», señaló con cautela. «Tenemos una sospecha, pero que todavía no quisiera compartirla hoy. Esperemos algunos días más», pidió.
Los pequeños tampoco tienen nombre aún. Según explicó una portavoz del zoológico, en primer lugar debe constatarse su sexo. Lo único que hasta ahora se considera seguro es que serán bautizados con nombres chinos y que el zoológico se esforzará por encontrar apodos que se adapten al alemán.
Según dio a conocer el director del zoológico, los hermanos probablemente podrán ser vistos en dos a tres meses por los visitantes. «Cuando caminen un poco y se movilicen. Eso no será antes de comienzos de noviembre», estimó Knieriem. Sin embargo, el público del zoológico recibirá en un monitor «una y otra vez imágenes frescas» desde el lugar donde están siendo atendidos.
Existen algunos riesgos latentes para la supervivencia de los dos pequeños. «Pero de momento no pensamos en eso. Estamos preparados de la mejor manera», aseguró Knieriem, quien puntualizó que el riesgo mayor era el parto. Meng Meng asimiló bien el dolor y se ocupó dedicadamente de sus pequeños, agregó.
Hace pocos días en el ultrasonido se vio un solo embrión. La posibilidad en los pandas de partos de mellizos oscila sin embargo en el 50 por ciento. Que sus bebés hayan llegado tan inmaduros es normal, aunque incrementa los riesgos de infecciones y complicaciones tras el parto, añadió.
En su tierra natal, China, los pandas suelen criar un solo bebé. Así que la mamá panda recibe amplia asistencia en Berlín: expertos chinos de la estación de cría Chengdu, donde también creció Meng Meng, se ocupan mediante incubadoras de que los dos pequeños oseznos estén calentitos y sean amamantados alternadamente por su madre.
Según indicó el zoo, en China solamente quedan 1.864 ejemplares de pandas adultos en la naturaleza. «Por lo tanto cada animal joven contribuye significativamente a la preservación de toda la especie», dijo Knieriem.
El flamante papá panda Jiao Qing, en tanto, puede seguir siendo visto por los visitantes. Los padres panda no están involucrados en la crianza de los bebés.
Meng Meng y Jia Quing, lo que sigifica sueño y cariño, llegaron hace dos años al zoo, a un recinto de unos diez millones de euros con aspecto chino. El gigante asiático solo entrega estos graciosos osos de su propia cría a países seleccionados.
Sin embargo, estos huéspedes no resultan gratuitos: el zoo de Berlín paga por año alrededor de un millón de dólares, que según señalan las autoridades chinas fluyen nuevamente a la cría de pandas. Y los pequeños pandas pertenecen por contrato a China.
Además del apareamiento natural, Meng Meng también fue inseminada para aumentar la probabilidad de embarazo. Rápidamente comenzó a estar frecuentemente de mal humor, un primer indicio de un posible embarazo.
El zoo de Berlín cumplió en agosto pasado 175 años, con lo que justamente para este aniversario los pandas le hicieron el más bello regalo posible.
Por Ulrike von Leszczynski (dpa)