(dpa) – Tener un buen sonido en casa no sólo depende de los altavoces. Si no están en el lugar correcto, puede que no podamos aprovechar toda su capacidad, a pesar de que hayamos hecho una buena inversión. La calidad del sonido tampoco dependerá solamente del precio del equipo, sino también de otros factores.
Un punto importante es dónde ubicamos los altavoces. «Puede que no escuchemos el efecto estéreo si no los colocamos bien», resume Ralph Werner, que escribe en una revista online especializada. En sus palabras, el sitio puede ser determinante para la calidad del sonido y es necesario respetar algunas reglas fundamentales: si los bafles están muy alejados uno del otro, el sonido se vuelve más aéreo y livano. Si están más cerca, las voces del medio pasan a ser más firmes y a tener más cuerpo. «Eso es una cuestión a decidir según qué aspecto del sonido queramos realzar», explica.
Lo mismo vale para la dirección en la que se colocan los altavoces. Si se encuentran sonando en una posición paralela, el espacio sonoro será mayor y nuevamente más aéreo, comenta Werner. En cambio, si se coloca ambos bafles apuntando hacia los oídos, el sonido tendrá mayor precisión de reproducción, la distribución de las voces y los instrumentos serán más claros. Tal vez tenga una desventaja, y es que los agudos podrían resultar algo agresivos.
Malte Ruhnke, que trabaja en otra revista especializada, «Stereoplay», nos da otro consejo: podemos colocar los altavoces de manera que los caminos sonoros se entrecrucen en el sitio en el que se encuentra el oyente. El efecto será que los agudos se volverán más suaves y que, de todos modos, la precisión de la reproducción será perfecta.
Los fans del Hi-Fi no tendrán que pensar demasiado en la altura de la ubicación. Los equipos deberían estar, en lo posible, a la altura de los oídos, y en líneas generales podría decirse que los altoparlantes y el oyente deberían formar un triángulo equilátero.
En cuanto a la distancia, los expertos recomiendan que los equipos no estén demasiado lejos. «Por lo general la distancia correcta hacia casi todos los parlantes es de entre dos metros y dos metros y medio, no más», apunta Ruhnke. De ese modo el sonido es «más dinámico, neutral y claro».
Otro detalle a tener en cuenta es la distancia hacia la pared detrás y al costado de los altavoces. Si están demasiado cerca, puede que el bajo retumbe. Los especialistas no indican una distancia promedio, ya que depende del modelo de los equipos. Es más, los bafles que no resaltan tanto los bajos pueden rendir mejor si están colocados cerca de alguna pared, explica Werner.
Hay un aspecto crucial: la acústica del ambiente en el que solemos escuchar música. «Es tan importante como el modelo de los equipos», asegura werner. «Una sala de estar ‘normal’ suele ser un buen espacio, mientras que un ambiente que tiene pocos muebles y una gran superficie de ventana puede resultar problemático», apunta.
Si el espacio es duro en su acústica, generará reverberación, la reproducción será más difusa, agresiva o chillona. Las paredes, las ventanas y las mesas entre el equipo y el oyente pueden generar este efecto. En cambio las telas y las alfombras amortiguarán el sonido, en particular los agudos. Para la franja de sonidos intermedios, los muebles acolchados serán un buen absorbente.
Werner apunta además que los sofás voluminosos, en forma de L, colocados en las esquinas de un ambiente son amortiguadores perfectos para los bajos cuando éstos suenan demasiado fuerte. Si uno suele sentarse en algún sitio directamente delante de una pared, lo ideal es colocar detrás una estantería con libros, recomienda el experto.
«Lo fundamental es generar un sano equilibrio entre absorción, reflexión y difusión», explica Ruhnke.
Por Volker Strassburg (dpa)