Si por descuido elegimos para el teléfono móvil una música distinta para la llamada o algún fondo de pantalla, puede que de pronto la cuenta a fin de mes sea mucho más abultada de lo común. Cliquear sin querer en un banner publicitario puede llegar a costar bien caro. Hay usuarios que tienen un abono de algo que no saben cómo llegó a sus móviles. ¿Puede ser? Sí. «Muchos ni siquiera se percatan de que están cerrando un contrato», comenta Tom Janneck, de una central de protección del consumidor.
Hay abonos que se cobran por semana y el monto fraccionado no es tan llamativo, pero si uno calcula cuánto gastó ese mes, se asombrará. Y es que hay servicios de terceros que pueden ser cobrados a través de una cuenta al celular. El usuario es identificado a través del número de teléfono.
El abono pasa a ser efectivo cuando el usuario presiona en el botón sin notarlo. Las reglas son las mismas cuando estamos sentados frente al ordenador, explica Janneck. Al menos cuando los servicios son serios. Por supuesto que hay otro tipo de ofertas en Internet que no nos enseñan todos los pasos de un modo tan transparente.
Ante la gran cantidad de problemas que se registraban con servicios ofrecidos por terceros de un modo poco serio, las compañías teléfonicas europeas decidieron incorporar en 2016 el redireccionamiento. Si se trata de un abono de una compra, el usuario verá que sale de la página de quien ofrece el servicio y pasará a una web de pago. Allí el usuario deberá confirmar que realmente quiere cerrar un contrato una compra, y luego debe recibir, una vez hecha la compra, un mensaje de texto.
Además, existe una asociación de proveedores de telefonía móvil, la «Clean Market Intiative», que dice estar evaluando a qué compañías se les permite cobrar a través de la cuenta del móvil y a cuáles no.
«Desde que se aplica el redireccionamiento, parece que los usuarios tuvieran mayores seguridades», comenta Janneck. Sin embargo, el problema no está resuelto.
«No sabemos si las empresas que ofrecen los servicios pueden evadir estos mecanimos», advierte el experto, que cree que lo único que se está haciendo es trasladar el problema de un momento a otro. «Antes sucedía que si cliqueábamos en un banner publicatario, ya fuera porque intentábamos quitarlo de la pantalla o lo presionábamos por error, ya generaba un abono. Hoy muchos usuarios aseguran no haber hecho nada y haber recibido de pronto un mensaje agradeciendo la compra», apunta.
El motivo: muchas veces los «botones» están escondidos detrás de un texto o de una imagen y el usuario prácticamente no los ve.
Por lo general, las compañías de telefonía móvil no quieren verse envueltas en escándalos ni discusiones por este tipo de asuntos, con lo cual, dependiendo del país y del caso, suelen mostrarse «comprensivas» cuando el usuario hace un reclamo. De todos modos, una vez que el dinero está cobrado, el asunto se vuelve mucho más complejo. Es decir, no queda otra que prestar atención. Y no cliquear apresurados cuando vamos por la calle.
Por Annika Krempel (dpa)