(dpa) – Paulina Zargus, de 18 años, está sentada sobre una montura. Pero ésta no se encuentra sobre un caballo, sino sobre una vaca. «Es muy divertido», dice. Sin embargo, montar a la vaca de cuatro años «Mambo» es distinto a montar un caballo. «Mambo» es más tozuda que un equino. «Cuando no quiere, no hay nada que hacer», dice Paulina.
Desde que comenzó a estudiar ganadería en la explotación agrícola Peeneland Agrar, en Alemania, monta una vez por semana a las vacas.
«Mambo» es una de las alrededor de 1.000 vacas en la propiedad. Pero «Mambo» y otra de las vacas que se pueden montar, «Wilde Hilde», son distintas al resto de los animales: las dos son hermafroditas.
Esto significa que estos animales de cuatro años son infértiles y no dan leche. Es por eso que se encuentran pastando todo el día y a disposición de Paulina y sus colegas. Su situación no cambiará. «No van a ser faenadas. Se pueden quedar aquí hasta que ellas quieran», explica Paulina.
«Las chicas tienen las vacas para montar», dice uno de los socios del emprendimiento, Philipp Kowolik, de 35 años. «Esto es una parte clave de su formación, ya que aprenden a lidiar con los animales en la práctica», afirma.
Como se ve en las películas de rodeos de Estados Unidos, estos animales son cualquier cosa menos inmóviles. Kowolik asegura que hasta pueden saltar obstáculos de más de un metro de altura.