(dpa) – ¿Qué le pasa a Google? En la conferencia anual de desarrolladores presentó nada más y nada menos que dos nuevos modelos de smartphone, el Pixel 3a y el 3a XL, que, tal como dice su nombre, es un poco más grande. ¿Cuál es la diferencia con el Pixel 3? Que estos nuevos modelos tienen todas las mismas funciones pero son muchísimo más económicos.
Si vemos qué hay para comprar en este momento con Android, los móviles de Google son el non plus ultra. Siempre tienen el sistema operativo más novedoso, funciones de software bastante innovadoras y algunos «extras» de Google. El problema es que, hasta ahora, eran carísimos. Eso es lo que la compañía intenta cambiar con estos nuevos productos: en la última conferencia I/O presentó sus nuevos modelos, que serán comercializados desde los 448 y los 536 dólares, respectivamente.
Es una franja de precios en la que encontraremos móviles de varias marcas que no eran de última generación pero tenían lo que uno necesitaba.
Ese será el lugar del nuevo Pixel 3a: ofrecerá toda una gama de funciones en un formato menos «elegante» y, por ende, menos costoso. En lo que se refiere al armado, se diferenciará del modelo más caro en que la cubierta será de plástico en lugar de tener plaquetas de vidrio rodeando el marco de metal. Tampoco incluirá los altoparlantes dirigidos hacia el frente.
El Pixel 3a tiene una pantalla de 5,6 pulgadas, es decir, de buen tamaño, pero para los usuarios que prefieran tener incluso algo más de comodidad estará el XL, de 6 pulgadas.
Google hace caso omiso a la tendencia actual de ofrecer pantallas sin marco. Si no fuera por las esquinas redondeadas, el diseño del Pixel parece ser completamente clásico. La única excepción se da en la pantalla, donde se incorporó un OLED un poco más económico. Además, el procesador es un snapdragon 670 en lugar del 845, y el teléfono tampoco podrá ser cargado por inducción, sin cable. Los dos modelos nuevos tendrán una capacidad de 64 gigabytes.
Si el usuario no se deja impresionar por cuestiones de diseño exteriores, verá que el Pixel 3a ofrece todas las mismas funciones que el Pixel 3, comenzando por el software, que es el Android 9 y el próximo Android Q. Los usuarios de Pixel son los primeros en recibir los updates de seguridad, al igual que otras herramientas como el Google Lens, una cámara inteligente que reconoce imágenes, textos y objetos.
El Pixel 3a incluye además como nuevo elemento la navegación con augmented reality. Esta navegación AR se sirve del reconocimiento de imágenes que hace la cámara y ubica de inmediato el teléfono en el espacio antes que el GPS. Trasladado al día a día, eso significa que uno apunta el teléfono a un cruce de calles o a un edificio e inmediatamente salta una flecha que nos indica en qué dirección continuar. Por fin un uso útil a tanta tecnología.
La cámara del Pixel 3a tampoco tiene nada que envidiarle a la del Pixel 3. No hay grandes diferencias. La lente y el soporte del software hacen que el rendimiento sea mucho mejor que el de los smartphones de la competencia que incluyen dos o más cámaras.
El modo nocturno permite hacer tomas bastante buenas en un contexto de baja iluminación, tiene un disparador automático al reconocer sonrisas, y el resto de las funciones, como el registro en cámara rápida o lenta, siguen presentes. También puede hacer los retratos con el fondo poco nítido, que tanto gustan, con una única cámara.
En el uso diario, el Pixel 3a parece ser un buen compañero. La batería aguanta cargada todo el día y más, las apps se activan sin demora y la cámara también está lista para el disparo en milésimas de segundo.
La única pregunta es: ¿Quién se supone que lo comprará? Todos los que quieran utilizar Android en su mejor versión, con las últimas actualizaciones y las últimas funciones, sin pagar tanto. Si uno tiene el dinero, puede acceder directamente al Pixel 3. Pero, si no, esta es la mejor opción.
¿Y si no estoy seguro? En ese caso, la mejor opción es esperar un poco. La experiencia con los smartphones de Google indica que en poco tiempo el Pixel 3a podrá adquirirse por un precio menor.
Por Till Simon Nagel (dpa)