Fráncfort (dpa) – La Federación Alemana de Fútbol (DFB, según sus siglas en alemán) puso días atrás en el reciente del antiguo hipódromo de Fráncfort la primera piedra para la construcción de una academia de fútbol, una inversión de 150 millones de euros (casi 170 millones de dólares) con la que aspira a comenzar una nueva era.
Para Oliver Bierhoff, el proyecto puede convertirse en «el Silicon Valley, el Harvard del fútbol», como subrayó el director deportivo de la DFB.
Bajo el lema «calidad, auge, patria», el fútbol y la administración estarán en el futuro bajo un mismo techo y las selecciones nacionales tendrán un nuevo espacio para preparar sus partidos.
Tras un referéndum y una disputa legal de años, la DFB recibió en enero el permiso de construcción y en marzo, el recinto. El 3 de mayo se comenzó a construir y las obras seguirán hasta el 2021.
Ahora los responsables quieren alcanzar lo antes posible, sobre todo en lo que a infraestructura se refiere, el nivel de la élite del fútbol mundial, donde estos centros modernos son habituales hace tiempo.
«Se trata de algo único en el fútbol global. Ninguna federación concentra todo el saber en un solo lugar», aseguró el flamante director de la academia, Tobias Haupt.
La histórica eliminación de la selección alemana en el Mundial de Rusia en la fase de grupos incitó a la DFB a buscar mejorar en todos los aspectos. Ya mucho antes de que esto ocurriera, Bierhoff recordó la temprana eliminación en la Eurocopa 2000 y advirtió que esta vez no había que «esperar a una gran derrota deportiva».
Bierhoff está seguro de que el fútbol alemán volverá «de forma permanente a la cima mundial» gracias a esta construcción, como dijo en unas palabras de saludo a la «nueva DFB y su academia».
La dirigencia del fútbol germano no sólo quiere construir un moderno complejo, también pretende modificaciones de contenido como optimizar el rendimiento de los jugadores, mejorar el apoyo a los juveniles e impulsar un intercambio más fluido entre profesionales, entrenadores y expertos.
Hay grandes esperanzas puestas sobre el director Haupt, quien se ocupa de manera competente y con pasión de la parte conceptual. Haupt también suele aconsejar a ex jugadores críticos que se dirijan a la Federación con propuestas de mejora.
Francia y Bélgica, dos naciones futbolísticas que sobresalieron considerablemente en los últimos años, tienen en sus centros de Clairefontaine y Tubize aquello que ahora espera tener la DFB en Fráncfort.
«La DFB necesita esta estructura para seguir siendo eficiente a nivel internacional y responder a las crecientes demandas de una administración central», dijo el tesorero de la entidad, Stephan Osnabrügge.
Haupt, que previamente fue cofundador del Instituto Internacional de Fútbol en Ismaning, analiza numerosas estadísticas y desarrolla conceptos que aspiran a impulsar sobre todo a la cantera.
Entre esas iniciativas está el llamado programa de mentores, en el que jóvenes talentosos trabajan junto con ex profesionales. «Se trata de aprovechar la experiencia, pero también de dar motivación», dijo Haupt, de 35 años.
El directivo, ex arquero de la cuarta división de la Liga alemana confiesa que si hubiera tenido en sus años mozos la posibilidad de encontrarse con su ídolo Oliver Kahn, «hubiera tenido motivación para todo el año».
Por Patrick Reichardt (dpa)