(dpa) – ¿Se imagina yendo a cabalgar una vuelta después del trabajo aunque no tenga caballo propio? Dependiendo del lugar donde viva, esto ya no es un problema, e incluso tiene sentido, en especial para las personas que pasan largas horas sentadas durante la jornada laboral.
«Cabalgar es un deporte moderado e indicado para entrenar la espalda», afirma Thomas Ungruhe, director de la división de deportes de la Federación Ecuestre Alemana.
Cuando alguien se sienta correctamente en la silla de montar, los movimientos del caballo se trasladan al jinete y entonces el deportista está casi obligado a realizarlos. Esto activa las musculaturas abdominal y dorsal, a la vez que las fortalece.
Además, los jinetes dirigen sus caballos utilizando la tensión muscular y, por lo tanto, también fortalecen estos músculos. «Primero hay que entrenar estos movimientos, así se aprende a conocer bien el cuerpo», declara Ungruhe.
Los principiantes suelen tener dolores musculares tras las primeras horas de cabalgatas. Con el tiempo pasa el dolor y se obtiene un fortalecimiento de la musculatura dorsal, que queda mejor preparada para enfrentar las exigencias de la jornada laboral.
En varios clubes hípicos se brindan cursos con caballos entrenados, por lo cual los asistentes no necesitan contar con animales propios. El hecho de que se entrene con un ser vivo, y no con un balón de gimnasia, juega un papel importante.
«Eso plantea un cierto desafío», explica Ungruhe. En otras palabras, es más probable que la gente vaya a entrenar cuando no se trate sólo de sus necesidades. «El caballo tiene que moverse, y Usted, también», afirma.