Berlín, 26 abr (dpa) – Las mujeres y la naturaleza son las protagonistas de los cuadros de Leonardo da Vinci. El artista italiano (1452-1519) les concede un respeto especial porque ambas pueden dar vida y crear algo nuevo, asegura la historiadora del arte alemana Kia Vahland.
Las convenciones no juegan ningún papel: Leonardo abandona la representación habitual de perfil y dirige sus figuras hacia el espectador, las secuestra de habitaciones cerradas y las coloca en un paisaje. Sus mujeres son personalidades independientes.
En su libro «Leonardo da Vinci y las mujeres», Vahland describe cómo el pintor renacentista transmite una nueva perspectiva. Desde la imagen de una muy segura María en la Anunciación, pasando por Ginevra de Benci, «el primer retrato psicológico», hasta llegar a la Mona Lisa, «el cuadro más influyente de Occidente».
La historiadora del arte ha logrado producir una obra muy completa del pintor italiano al cumplirse el 500 aniversario de su muerte el 2 de mayo.
Leonardo nació en 1452 como hijo ilegítimo, un estigma en la Italia del Renacimiento. En su pueblo disfruta de la libertad y todo le resulta interesante. Su formación comienza en Florencia, donde muchos artistas estaban abiertos a nuevas ideas.
Leonardo pasó luego varios años en Milán y alrededor del año 1500 regresó a Florencia. Había dejado la ciudad como un «hombre incomprendido, ahora es uno de los hombres más famosos de su tiempo», apunta la historiadora en la biografía del pintor italiano.
Vahland también explica por qué Leonardo era distinto a los demás. «Al igual que sus orígenes ilegítimos, su vegetarianismo, su amor por los animales y la naturaleza, algo inusual en su época, el pintor también era distinto en su vida privada».
El artista, que ama a los hombres y emplea «siempre a jóvenes nuevos y guapos», no se deja perturbar. Especialmente en su respeto por las mujeres, una postura inusual en su época, señala Vahland.
Esto también se puede ver en la pintura de la modelo Cecilia Gallerani, a la cual Leonardo pinta con un armiño en el brazo. La historiadora explica su trabajo y simbolismo en detalle.
La imagen más famosa del mundo, la Mona Lisa, también está descrita en detalle: «Ella se convierte en la figura principal de su vida y obra (….)». Vahland describe cómo fue creado el retrato y de qué se trata la sonrisa de la Mona Lisa.
Una y otra vez, el trabajo y la vida de Leonardo da Vinci se ven insertos en el desarrollo histórico y social. En el epílogo, la autora se refiere brevemente al mercado del arte, en el que supuestas obras del pintor alcanzan los mejores precios. El número de «cuadros y bocetos realizadas por Leonardo» es sorprendentemente pequeño. Vahland estima que son dieciséis.