La eclosión de estos vehículos de movilidad personal VMP coincide con una regulación incompleta y hay que minimizar los riesgos
El pasado año 2018 lo recordaremos como el del “boom” de los patinetes eléctricos y de un nuevo escenario de movilidad que se completó con bicicletas a motor, segways e incluso monopatines eléctricos para los más capaces. Hemos visto este tipo de vehículos por todos los lugares: asfalto, aceras, parques. Su crecimiento fue tan exponencial que las autoridades administrativas tuvieron que hacer normas tan genéricas y ambiguas que sigue existiendo un limbo sobre este tipo de movilidad. Ni la Dirección General de Tráfico asumió completamente las competencias sobre estos vehículos ni los ayuntamientos han elaborado una norma uniforme sobre los mismos.
Esta situación es una confirmación (otra más) que la sociedad va muchas veces por delante de la Administración y hasta que toda la norma esté expuesta con claridad, en negro sobre blanco, conviene no asumir más riesgos por parte de los usuarios, que son un perfil de persona joven, treintañera, con trabajo, y que necesita ganar tiempo en sus desplazamientos para poder llegar a la hora a todas las obligaciones que tienen.
Además suelen dar un perfil de persona responsable y muchos de los usuarios de los patinetes han preguntado y han intentado regularizar su situación, sin conseguir siempre las respuestas necesarias y efectivas.
Este nuevo segmento de Vehículos de Movilidad Personal VMP han generado también unas carencias en el sector del seguro que ya se han empezado a cubrir con la experiencia internacional de las compañías más importantes, que han buscado estas pólizas de cobertura, según las aplicaciones realizadas en otros países donde esta situación ya se ha vivido con anterioridad.
El seguro del patinete eléctrico no es necesario solo por la normativa, sino también por la responsabilidad de poder responder ante terceras personas de cualquier accidente o daño que se pueda causar. Pese a sus reducidas dimensiones no deja de ser un vehículo y hay que considerarlo como tal. Pero además las coberturas también pueden ser de los daños propios sufridos. Hay muchas modalidades de seguro y cada uno debe suscribir la póliza que más garantías y tranquilidad le aporte.
Una buena póliza debe cubrir los daños a terceros y la responsabilidad civil, además de la defensa y protección jurídica. A partir de ahí podemos buscar también la tranquilidad de los potenciales gastos médicos y de hospitalización; daños y robo del vehículo y más servicios habituales que ofrecen las compañías de seguros en webs como seguropatinete.es.
El perfil del usuario de estos patinetes eléctricos también encaja con el del profesional que viaja fuera de su país de residencia cada vez con más frecuencia para atender cuestiones laborales. O quizá también por ocio. En ambos casos podemos encontrar pólizas que nos cubran mientras estamos fuera de España, bien sea por trabajo o de vacaciones.
Lo importante es la tranquilidad y tenemos que estar seguros que si en alguna ocasión algún agente de la autoridad nos reclama la documentación del vehículo sepamos que con la póliza que le mostramos no tendremos ningún problema. Y siempre con la solvencia de grandes y prestigiosas firmas aseguradoras que conocen el mercado y sus equipos técnicos estudian la evolución del mismo y hacia dónde puede decantarse la redacción definitiva de la Ley.
Además de toda la documentación necesaria, entre la que incluimos la ya citada póliza de seguro también es muy importante utilizar siempre el patinete eléctrico con sentido común. Lo primero es el casco protector. Luego usarlo con ropa adecuada. Demasiada ropa de abrigo puede afectar a nuestra capacidad de dirigir el patinete. Y sobre todo recordar que es un VMP, es decir, de movilidad personal, No debemos usar este tipo de transporte para desplazarnos con bultos o cajas. No están creados para eso y puede desestabilizarnos y provocar un accidente indeseado.
Así que ropa cómoda, casco protector. Un bolso o maletín de trabajo y nada más. Así podremos disfrutar de las ventajas que nos facilita el patinete eléctrico, con el que ganamos tiempo y además no hay que aparcarlo en ningún sitio porque podemos subir con él hasta nuestro puesto de trabajo, o dejarlo junto a la mesa de la terraza donde disfrutamos de nuestro refresco favorito.