Ya cantaron los Scorpions eso de los “aires de cambio”. Hoy vuelven a soplar, pero lo hacen en un sentido distinto: el de la sensibilización ante el sufrimiento animal. Así es, la antitauromaquia ha crecido en España como la espuma, a la par que la respuesta a nivel internacional de miles de organizaciones que claman por los derechos de los animales, hace tiempo convertidos en meros productos consumibles.
Jon Ugutz, que no es ajeno a este movimiento social y al cual se adscribe, acaba de publicar Er torito güeno para concienciar a la gente sobre la necesidad de ejercer la empatía. Lo ha hecho a través de una trama cruzada: la de un hombre taurino que un buen día se despierta convertido en un toro de lidia, listo para entrar en la plaza de la Maestranza de Sevilla y enfrentar al torero que le dará muerte, y el acalorado debate entre dos apasionados taurinos y un par de detractores de “la fiesta nacional”.
La agonía del relato es palpable, es a través del sentir y la conciencia humana vestida de piel animal que el lector se encuentra ante dos tremebundas cuestiones: ¿cuál es la diferencia entre el sufrimiento animal y el humano? ¿Es el miedo que se siente el mismo? Una ágil y bien pensada herramienta del autor para eliminar toda reticencia del lector al ejercicio de la empatía. “Vivimos en una era de enormidad de oferta”, comenta Ugutz a este respecto, “tanto cultural como de mensajes, la competencia es mayúscula y pronto se pasa a lo siguiente sin haber atendido aún lo anterior. Por ello, si pretendía colocar mi mensaje sentía que tenía que hacerlo así. Además, algunas mentes y corazones solo podrían entrar a dicho mensaje con un reclamo de entretenimiento y un planteamiento como el que ofrezco”.
Pero Er torito güeno no se refugia bajo un argumentario manido, a la sombra de las grandes masas de gente embravecida y crítica con estas prácticas. No, este libro ha querido también comprender el punto de vista de los aficionados a los toros, ofrecer una visión global sobre un tema que, independientemente de su futuro y de su cuestionable ética, forma parte de una cultura centenaria y ha influido durante generaciones en las distintas ramas artísticas del país.
Es a través de los personajes de Luis Benavente y Antonio del Real, parroquianos de una conocida taberna taurina de Sevilla, que se introduce al lector a la historia de la fiesta y los motivos de su surgimiento y perpetuación a lo largo de las décadas. Intenta el autor así diseccionar los porqués de la importancia de la tauromaquia en la cultura española, y también los motivos que empujan, especialmente a ciertos sectores de la sociedad, a defender a capa y espada una fiesta que reconocen legítima y parte de su identidad. En contrapartida, entrarán en escena Ramis y Floren, dos antitaurinos que darán pie a un rico debate entre ambas partes.
“El lema principal de la novela se orienta evidentemente hacia la sensibilización del hombre para con el trato que dispensa los animales, ejemplificado particularmente en la fiesta de los toros”, comenta el autor. “Mi posicionamiento es claro y no trato de ocultarlo, pero a partir de ahí soy un escritor, un artista, considero mi deber expresar en mis obras, historias, pasajes humanos que inviten a la reflexión de una manera profunda (…) ello es incompatible con un punto de vista unívoco por muy popular que resulte”. De esta forma ofrece Jon Ugutz una narración fluida e interesante en cuyas páginas reside una crítica vestida de elegante pluma. Er torito güeno era un libro necesario, y gracias a su objetivismo quizás propicie un acercamiento entre aquellas tan dispares opiniones sobre la tauromaquia.