Nueva York (dpa) – Que Nueva York es el centro de inspiración para «bartenders» de todo el mundo, está claro. Que la competencia en esta ciudad no da tregua y es constante, también. Por eso, conseguir lo que ha logrado el chef Grant Achatz en el mundo del cóctel neoyorkino no es nada fácil. Achatz, cuyo restaurante Alinea cuenta con tres estrellas Michelin, ofrece en la Gran Manzana bebidas únicas tanto en sabor y aroma como en presentación.
Un barco atrapado en el interior de una botella (Loaded to the Gunwalls), un ramo de flores dentro de un jarrón circular de cristal que simula un frasco de perfume (Lovely Bunch) y un tótem de casi dos metros de altura (Wizard’s Staff) son algunas de las creaciones que el cliente puede disfrutar en The Aviary NYC.
Aquí pocos cócteles se presentan en un vaso normal y corriente, porque el objetivo es sorprender en aroma, sabor y puesta en escena. «The Aviary NYC utiliza muchas técnicas y materiales para ofrecer a nuestros clientes maneras divertidas de disfrutar de un cóctel. Gracias a nuestros cócteles interactivos podemos ofrecer a nuestros clientes una increíble experiencia», nos cuenta Aidan Bowie, el bar manager del local.
El que quiera degustar un cóctel en The Aviary NYC tiene que implicarse. Un ejemplo claro es una de las bebidas más solicitadas, In the Rocks. Antes de bebérsela hay que romper el hielo con el tirachinas que proporciona el propio camarero. En otras ocasiones hay que esperar a que el alcohol se evapore para poder destapar la bebida y mezclarla con el ingrediente que la acompaña (Boom Goes the Dynamite). La oferta es interminable.
«Nuestros equipos están formados por gente que proviene de diferentes industrias, así que todos ellos contribuyen a aportar nuevas ideas, lo que resulta realmente divertido», señala Bowie.
Comida, bebida, arte y moda se convierten en fuente de inspiración. La cocina pasa a ser un laboratorio por el que corren toda suerte de nuevos experimentos pero con acabado en forma de cóctel. Y es que The Aviary NYC también es diferente en eso. Aquí las creaciones se hacen de puertas para dentro, que es donde la imaginación trabaja. «Las bebidas pueden ser mucho más potentes si forman parte de una historia o si tienen un significado que conecta al cliente con esa bebida», explica el bar manager.
Quizá una de las historias que llama más la atención del cliente es la del propio Bowie y que permite entender por qué este joven de 30 años está al frente del último proyecto del grupo Alinea. Bowie comenzó su recorrido como «bartender» en Edimburgo, donde trabajó para el reconocido barman escocés Mal Spencer. Pronto descubrió que su trabajo se podía diferenciar del resto contando historias a través de sus creaciones.
Eso le llevó a ganar varios premios y reconocimientos y hasta su siguiente destino: Londres. Bowie ha trabajado casi siempre en destacados bares, como Dandelyan en la capital británica o el Dead Rabbit en Nueva York, entre otros.
Bowie y su equipo nunca dejan de experimentar. Como él cuenta, les gusta ofrecer un menú en constante cambio que permita al cliente volver de manera asidua. «Ahora, por ejemplo, estamos trabajando en las opciones de invierno. Una de las bebidas con las que estamos experimentando es un vino de mesa calentado con especias en una cafetera de vacío. El cliente disfrutará del maravilloso aroma de la bebida mientras se cocina lentamente en la mesa de al lado.»
Y todo ello acompañado de un entorno espectacular. Enormes ventanales que van del techo al suelo permiten al visitante disfrutar de unas vistas únicas de Central Park. Además, para que la experiencia sea completa ofrecen una opción de pequeños platos a modo de aperitivo.
De nuevo, nada es tan corriente como parece: aceitunas adobadas y cubiertas de hierbas provenzales, palomitas en salsa de trufa o una torre de un metro de altura hecha a base de corteza de cerdo crujiente. Platos que también se pueden degustar con las dos opciones que se ofrecen al cliente: un menú de tres cócteles por 110 dólares o de cinco, al precio de 185 dólares por persona.
The Aviary NYC abrió sus puertas hace un año, y desde entonces su éxito no ha dejado de crecer. Para sus propietarios es único en muchos sentidos: es la primera vez que salen de Chicago, su zona de confort; es la primera alianza con un hotel, y no cualquiera ya que se encuentran en el hotel de 5 estrellas Mandarin Oriental New York; y, por último, aquí el cliente puede disfrutar de suculentos menús todo el día.
«Esta ciudad es increíblemente competitiva, pero nosotros hacemos algo único y ha sido muy bien acogido hasta ahora», asegura Bowie. En menos de un mes se podrán disfrutar los cócteles de la temporada de invierno, creaciones moleculares que permitirán al visitante olvidarse del frío mientras disfrutan de sabrosas historias en la barra de The Aviary.
Por Mamen Sala (dpa)