En los últimos años, el sector agroalimentario ha experimentado una gran transformación gracias a la incorporación de nuevas tecnologías que han ayudado a la automatización y mecanización de muchas de las actividades cotidianas de este sector: monitorización de los cultivos, control de regadío, detección de plagas… Mejoras que no solo pretenden optimizar la forma de trabajo, también buscan generar rentabilidad y hacer de ésta, una industria más sostenible.
A partir del trabajo realizado por Orizont, la aceleradora agroalimentaria creada por la Sociedad de Desarrollo de Navarra (Sodena), los mentores, tutores y los profesionales implicados en el programa de aceleración han analizado qué tendencias han marcado este 2018 y seguirán evolucionando durante el próximo año:
El uso de aplicaciones móviles en agricultura ha aumentado de manera significativa en los últimos años. Las apps permiten conocer en tiempo real, sin tener que estar en el cultivo, el estado de las parcelas, almacenar y analizar información y conocer las necesidades de cada terreno, entre otras muchas cosas.
Agricultura de precisión o agricultura inteligente basada en gestionar las nuevas tecnologías en el campo con el objetivo de incrementar la precisión y mejorar la planificación diaria de las tareas. Actualmente, existen sistemas agrícolas guiados por GPS, que sirven para mejorar las labores de abonado y la aplicación de herbicidas, sin dejar áreas al descubierto.
Uso de energías renovables, especialmente la energía fotovoltaica con instalaciones inteligentes de bombeo solar para fincas. ¿Su objetivo? Canalizar la energía solar y transformarla para que se pueda obtener agua del sondeo o embalse.
Avances en los biofertilizantes y bio-estimulantes agrícolas que, aplicados al suelo o a los cultivos, mejoran la absorción y asimilación de nutrientes. El objetivo de estos nuevos biofertilizantes es la reducción de residuos en la cadena agroalimentaria. En la última década se está realizando un gran esfuerzo en la investigación y mejora en el uso de estos productos, con el fin de apostar por un modelo de agricultura sostenible. Esta producción ecológica es rentable gracias a los cambios de comportamiento en el consumidor. De hecho, el volumen de negocio de la agricultura ecológica en el mundo es de unos 80.000 millones de euros, de los que 1.800 millones se generan en España, según el informe The World of Organic Agriculture elaborado por el Research Institute of Organic Agriculture (FiBL) y la IFOAM-Organics Internacional.
La Robótica como medida de prevención ante la escasez de mano de obra en este sector. Robots equipados con cámaras multiespectrales u otros sensores, permiten recopilar información del cultivo que a simple vista el agricultor puede no detectar. Sin embargo, se está hablando al fin y al cabo de máquinas, que necesitan un mantenimiento y una puesta a punto. Por eso, se verá cada vez más el desarrollo nuevos puestos de trabajo encaminados a dar ese soporte al agricultor, que necesitará de una mayor profesionalización para aprender a manejar y configurar el uso de estos.
Biotecnología que busca dar origen a organismos genéticamente modificados, lo que se pretende es escoger aquellas variedades que mejor se ajusten a las condiciones de cada temporada. De esta forma, se podrá contar con plantas resistentes a plagas, enfermedades, además de disminuir los costes de la producción.
Desarrollo de invernaderos 4.0 en los que la tecnología permite la automoción y la mecanización de muchos procesos. Ya existen invernaderos en los que las condiciones de luz se ajustan automáticamente en función de parámetros como el agua, la humedad o la temperatura que haya en cada momento, duplicando el rendimiento de los cultivos.