Madrid, 12 nov (dpa) – Cuando se cumple el primer tercio de torneo, la Liga española de fútbol encontró una dimensión desconocida al proponer una lucha con múltiples candidatos alimentada por la fragilidad mostrada por los favoritos.
Hasta seis equipos se situaron en un margen de cuatro puntos tras 12 jornadas disputadas, algo que no sucedía desde 1998, y con un líder, como es el Barcelona, al que el Betis desnudó con una enorme exhibición en el Camp Nou que no explica el ajustado 4-3 final. Mereció más renta.
El equipo azulgrana se encontró de pronto con que aquel 5-1 sobre el Real Madrid no sirvió de gran cosa dos semanas después. Tiene a tres equipos a un solo punto -Sevilla, Atlético de Madrid y el sorprendente Alavés-, mientras los blancos se quedaron a cuatro para reengancharse a la pelea más pronto de lo imaginado por sus hinchas más optimistas.
El Barcelona es un líder frágil porque no gobierna los partidos y sobre todo porque recibe goles como si fuera un equipo pequeño. Los 18 que ha sufrido sólo se ven superados por cinco conjuntos de la Liga española.
«Sabemos que tenemos un problema, que encajamos muchísimos goles, que no encajábamos tantos desde hace muchos años», reconoce el defensa Gerard Piqué.
Y el próximo partido de los azulgranas será la visita al Wanda Metropolitano para jugar ante el Atlético de Madrid, otro equipo lleno de dudas. Porque no hay forma de que el conjunto de Diego Simeone enganche una línea regular de juego y resultados.
Si el martes ofreció una extraordinaria victoria 2-0 ante el Borussia Dortmund, el sábado tuvo que esperar al descuento para vencer 3-2 al Athletic de Bilbao con un tanto del lesionado Diego Godín en lo que se recordó como «el gol del cojo». Una victoria emocional que no esconde los problemas de su equipo.
Dos serias oposiciones al dominio de los grandes surgieron en la figura de Sevilla y el Espanyol, que el domingo confirmaron en el Sánchez Pizjuán que son los dos conjuntos que están haciendo un mejor fútbol en el torneo.
Ganó el Sevilla 2-1, pero los dos hicieron méritos para llevarse el triunfo después de dejar un juego hermoso. El Espanyol se quedó sin la posibilidad de igualar al Barcelona. De momento, aguantan junto a los más grandes y demuestran cada semana que son dos equipos muy bien trabajados.
«Es de los partidos que hacen afición. La gente que ha venido por primera vez se ha enamorado del ambiente del estadio», constató el técnico del Sevilla, Pablo Machín, quien mantiene a su equipo arriba.
Con todo, el equipo más sorprendente es el modesto Alavés, un conjunto diseñado para pelear por la permanencia que a estas alturas se acostumbró a vivir sin vértigo entre los equipos de elite.
«No soñaba con tener 23 puntos, ni mucho menos, pero es una realidad y hay que disfrutarla, seguir trabajando con humildad», reconoce Abelardo, su elogiado entrenador.
A cuatro puntos del líder está un Real Madrid que sólo tardó dos semanas en comenzar a ver la salida del túnel. El técnico argentino Santiago Solari sustituyó a Julen Lopetegui y todo cambió: llegaron la suerte y los resultados, no se sabe en qué orden.
Lo único tangible es que el Real Madrid sumó cuatro victorias en otros tantos partidos bajo el mando de Solari y con un balance de 15 goles a favor y dos en contra. El club reza para que sea su «nuevo Zidane». Por lo pronto, cambió el pesimismo por el optimismo en un tiempo récord.
«Es mérito de los jugadores, que se han sobrepuesto a muchas cosas», afirma Solari constantemente en uno de esos mensajes que tanto suele agradar al ego de los futbolistas.
Después de tres meses de temporada ya parece claro que no va a ser una de esas «Ligas de 100 puntos» que anunciaban Barcelona y Real Madrid hasta no hace mucho. Principalmente por dos razones: los favoritos no están bien y surgieron varios equipos con personalidad que se atrevieron a desafiar al «establishment».
Por Alberto Bravo (dpa)