Barcelona/Madrid, 2 nov (dpa) – Llamado triunfar al fin en el Real Madrid tras la marcha del goleador Cristiano Ronaldo, Gareth Bale aparece hoy como el futbolista al que más responsabilidades se le piden en la profunda crisis que atraviesa el equipo blanco.
Y no sólo porque sus números estén lejos de los que se le presuponen al que sigue siendo el fichaje más caro en la historia del club español: tres goles en nueve partidos de la Liga y uno más en los dos duelos de la Champions que disputó.
Se le reprocha, sobre todo, su indolencia y su evidente falta de compromiso en los peores momentos del equipo que hasta el pasado lunes dirigió Julen Lopetegui.
Y es que pocos futbolistas quedaron tan retratados como Bale en el clásico frente al Barcelona que le costó el puesto al ex seleccionador español.
«Bale tiene el ‘spotlight’ (el foco) para él. Todos esperamos que muestre sus enormes cualidades, es un jugador fantástico y lo queremos disfrutar todos los días», aseveró hoy Santiago Solari, sustituto provisional de Lopetegui.
Su condición de supuesto interino en el banco del vigente campeón de Europa no impidió que el técnico argentino disparara contra Bale, el futbolista más consentido por Florentino Pérez, según los medios madrileños.
El recién llegado Solari aún no dirigió al galés en ningún partido. Pero, como el mundo entero, vio cómo Bale deambulaba por el clásico del pasado domingo como si fuera un fantasma.
Al margen de no anotar y de apenas inquietar a la defensa azulgrana, la estrella de la selección galesa desistió enseguida de sus funciones defensivas y facilitó que Jordi Alba hiciera de la banda izquierda la zona de mayor peligro del Barcelona.
«Rectificó bien Lopetegui al descanso, pero nada se dijo de su parálisis en el primer tiempo, cuando Jordi Alba rajó a los suyos por la izquierda ante la escandalosa dimisión de Bale, que huyó de la quema y se alejó del lateral azulgrana, como si el asunto no fuera con alguien que se ve a sí mismo como un consentido de no se sabe qué gloria», denunció el «El País» en su análisis del reciente clásico.
«Bale se retrató a sí mismo frente a Lopetegui, ante su gran mecenas del palco… Y ante Zidane. Con el galés de paso, ajusta que ajusta la coleta, hasta el remangue del mencionado cuarto de hora, en el Madrid solo hubo once soledades», agregó el diario español.
No era la primera vez que las críticas arreciaban sobre Bale, después de un inicio de temporada que había sido prometedor. Tres tantos en las tres primeras fechas de la competición doméstica hicieron creer a los más optimistas que, tras años a la sombra de Cristiano Ronaldo, el galés asumiría al fin su papel de goleador y, junto a Karim Benzema, llenaría el vacío dejado por el astro portugués en la delantera blanca.
Nada más lejos de la realidad. El último gol de Bale se remonta al 1 de septiembre, en la tercera jornada frente al Leganés.
Desde entonces, ahondando en la tónica del Real Madrid, ni uno más. Y eso, pese a que, en lo que va de Liga, el «Expreso de Cardiff» se perdió apenas el duelo ante el Espanyol por decisión técnica.
Libre de lesiones relevantes en este inicio de campaña, Bale completó un único partido -la derrota frente al Sevilla- y abandonó el derby ante el Atlético de Madrid por molestias musculares.
«Gareth ha sido muy responsable con sus sensaciones y no ha jugado ningún partido con su selección cuando quizás podría haber forzado. Es un acto de responsabilidad», lo defendió entonces Lopetegui, después de que el galés, a diferencia de lo sucedido en otras ocasiones, no compitiera con Gales.
Escudándose en su condición de «futbolista de cristal» e independientemente del entrenador que tuviera, Bale se borró en ocasiones de la competición con el Real Madrid por supuestas molestias musculares que los médicos no detectaban.
Las 25 lesiones de consideración acumuladas desde que llegó al Real Madrid en 2013 le servían de protector frente a quienes criticaban la falta de compromiso de un futbolista que, cinco años después, aún no es capaz de comunicarse en castellano.
Ahora, sin el pretexto de las dolencias que, de momento, lo respetaron, a Bale se le acaban las excusas para justificar su bajo rendimiento. Está en el punto de mira de todos y hasta un entrenador interino como Solari lo coloca en el disparadero y le exige ya más.
Por Noelia Román (dpa)