Roma, 12 oct (dpa) – El obispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero y el papa Pablo VI erán proclamados santos de la Iglesia católica este domingo en el Vaticano en una ceremonia a la que se espera que acudan decenas de miles de personas.
También subirán a los altares ese día los sacerdotes italianos Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, el laico italiano Nunzio Sulprizio y las monjas alemana Maria Caterina Kasper y la española Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús.
Romero, que fuera arzobispo de San Salvador, murió asesinado a manos de un escuadrón de la muerte de ultraderecha en 1980, a los 63 años, mientras celebraba misa, con una bala que le destrozó el corazón.
El religioso se había convertido en un duro crítico de la violencia política en que se vio envuelto El Salvador. Desde su púlpito en la Catedral Metropolitana denunciaba la violencia que ejercían tanto la Fuerza Armada gubernamental como la guerrilla izquierdista.
Hasta el momento el crimen del religioso, que fue beatificado en mayo de 2015 por el Vaticano, está impune dado que la Justicia nunca ha procesado y condenado a los autores del magnicidio.
El camino de Romero a la santidad estuvo bloqueado durante varios años por sus conexiones políticas con la teología de la liberación, un movimiento izquierdista dentro de la Iglesia católica en las décadas de 1960 y 1970.
Francisco destrabó el proceso en 2015 al reconocer su muerte como un martirio y aprobar su beatificación. El actual papa considera al arzobispo «uno de los mejores hijos de la Iglesia».
Por su parte, Pablo VI dirigió la Iglesia entre 1963 y 1978 y es recordado por su impulso al Concilio Vaticano II, que introdujo numerosas reformas modernizadoras, como la abolición de la misa en latín. Durante su papado también confirmó la prohibición del aborto y del uso de anticonpectivos.
Pablo VI fue beatificado en 2014, el mismo año en el que fueron proclamados santos otros dos papas modernos, Juan XXIII y Juan Pablo II. Como es habitual en los procesos de canonización, expertos vaticanos y el papa aprobaron previamente la existencia de dos milagros atribuidos al nuevo santo.
A su vez, la hermana Nazaria desarrolló su tarea evangelizadora y en favor de los pobres en Latinoamérica desde 1908, cuando su familia dejó España y se mudó a México. A fines de 1912 fue destinada a Oruro, Bolivia, donde fundó, en 1925, lo que hoy se conoce como las Misioneras Cruzadas de la Iglesia. La religiosa, que falleció en Buenos Aires, Argentina, en 1943, fue beatificada por el papa Juan Pablo II en 1992.