Sao Paulo/Río de Janeiro, 7 oct (dpa) – El ultraderechista Jair Bolsonaro se quedó hoy a un paso de proclamarse presidente en la primera vuelta de las elecciones más convulsas que celebra Brasil desde la recuperación de la democracia en 1985.
Dentro de tres semanas, el izquierdista Fernando Haddad, heredero del popular ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, se medirá en la segunda ronda con Bolsonaro en un clima de enorme polarización, que estuvo hoy a punto de volcar la balanza a favor de su rival.
Bolsonaro, un ex capitán del Ejército de 63 años conocido como el «Donald Trump brasileño» por su discurso populista y nacionalista, pareció hoy rozar el triunfo durante varias horas de la jornada electoral, subido en una ola de rechazo al «establishment» político.
Al final, obtuvo un 46,26 por ciento de los votos, según los resultados al 99 por ciento del conteo de las actas, ya irreversible. Haddad, cuya candidatura fue oficializada apenas a mediados de septiembre, se quedó con un 28,95 por ciento.
La recta final de la campaña estuvo marcada por una enorme polarización. Después de que Haddad despegara en los sondeos tras ser designado candidato de su Partido de los Trabajadores (PT) en sustitución del encarcelado Lula – cumple desde abril una pena de cárcel de 12 años por corrupción-, también se había disparado el rechazo al partido que gobernó durante 13 de los últimos 15 años.
La candidatura de Bolsonaro fue la que más provecho sacó de ese repudio.
«Tengo certeza de que ganaremos en la segunda vuelta. Hay dos caminos en Brasil: uno es de prosperidad, libertad, familia, Dios y responsabilidad», dijo hoy confiado el candidato del pequeño Partido Social Liberal (PSL) desde su casa en Río de Janeiro, donde se recupera de un atentado con un cuchillo que sufrió a comienzos de septiembre.
Haddad, por su parte, pidió una alianza para frenar al candidato visto por muchos brasileños como una amenaza para la democracia.
«Me siento desafiado por los resultados, que son bastante expresivos, en el sentido que nos hacen ver los riesgos que corre Brasil», dijo Haddad desde la sede de campaña de su Partido de los Trabajadores en Sao Paulo. «Queremos unir a los demócratas de Brasil», agregó.
Bolsonaro es controvertido por elogios a la última dictadura militar (1964-1985), sus frecuentes insultos contra mujeres, negros y homosexuales, y sus propuestas de mano dura para combatir la criminalidad.
Su extremismo, sin embargo, confirmó en el día de las elecciones el auge de su candidatura en un país hastiado de la crisis institucional, la violencia y los escándalos de corrupción.
El clima electoral debe permanecer ahora crispado en las próximas tres semanas. Los sondeos previos a la primera vuelta daban una situación de empate técnico entre Bolsonaro y Haddad para la segunda vuelta.
Pese a que se presenta como un candidato «antisistema», Bolsonaro es diputado desde 1991 y militó en nueve partidos con distinta orientación ideológica y sin gran peso político hasta ahora.
A las elecciones acudió con un programa ultraconservador en asuntos sociales y liberal en temas económicos. Una de sus principales propuestas es liberalizar la tenencia de armas para combatir la criminalidad.
Para el candidato del PT, por su parte, el mayor desafío será convencer a los votantes que rechazan al PT por sus casos de corrupción durante sus años en el poder (2003-2016).
Los apoyos que consiguió en la primera vuelta apoyado en la aún fuerte popularidad de Lula podrían ser al final insuficientes. El ex presidente es aún muy querido entre las clases más pobres por los exitosos programas sociales impulsados por sus dos Gobiernos entre 2003y 2010.
Rabia, miedo y hartazgo
Sobre todo la corrupción, una dura crisis económica y el alto índice de criminalidad alimentaron la rabia y la frustración de los votantes brasileños en los últimos años.
«No tenemos salida», dijo a dpa Maria Augusta de Freitas a la salida de su centro de votación en Santa Cecilia, en el centro de Sao Paulo.
«No sé si después me arrepentiré de mi voto», agregó la médico de 60 años sobre su decisión a favor de Bolsonaro. «Tengo miedo de por quien voté, pero para sacar del poder a esas personas y ese grupo que destruyeron Brasil, voté por la otra opción».
«Va a tratar a los bandidos como se merecen, con balas», dijo por su parte a dpa Cássio Freire, que estuvo con decenas de otros simpatizantes de Bolsonaro frente a la casa del candidato, en Barra da Tijuca en el oeste de Río, para mostrarle su apoyo. «Es un tipo honesto», agregó Freire, un funcionario público de 43 años.
«Voté por Haddad», dijo en cambio Rafael de Jesus, en Sao Paulo. «Bolsonaro sería muy peligroso por lo que dice. Creo que una persona que quiere liberar las armas no tiene capacidad para gobernar un país», señaló el empleado de logística de 20 años.
Otros candidatos barajados como aspirantes a estar en segunda ronda quedaron muy rezagados por la fuerte polarización.
El izquierdista Ciro Gomes obtuvo un 12,52 por ciento de los votos, el centroderechista Geraldo Alckmin un 4,81 por ciento y la ecologista Marina Silva se desplomó a un 1 por ciento, después de haber sido la segunda en los sondeos durante semanas.
En la «megaelección» de hoy fueron elegidos además 513 diputados, 53 senadores, los gobernadores de los 27 estados y de la capital, Brasilia, y varios otros cargos regionales.
Por Isaac Risco y Fernando Duclos (dpa)