Berlín, 25 sep (dpa) – Pocos días después de que la canciller Angela Merkel evitara una nueva crisis de su alianza de conservadores y socialdemócratas, industriales alemanes advirtieron hoy al Gobierno que no se distraiga en rencillas internas y acelere el ritmo de reformas ante un panorama de creciente incertidumbre económica.
Un Gobierno que está en permanente «modo de discusión interna» implica parálisis, criticó el presidente de la poderosa Federación de la Industria alemana (BDI, por sus siglas en alemán), Dieter Kempf, con motivo de celebrarse el «Día de la Industria alemana».
La gran coalición está demasiado ocupada con crisis generadas por ella misma, sostuvo Kempf. «Necesitamos políticos que no se limiten a administrar, sino que definan con audacia el rumbo de nuestro país».
Días atrás, Merkel esquivó a último momento una nueva crisis de su Gobierno de democristianos, socialcristianos y socialdemócratas por el futuro del controvertido jefe de la inteligencia interior de Alemania.
Kempf pidió al Ejecutivo que pusiese manos a la obra en los campos de la política impositiva y financiera para evitar la ralentización de la mayor economía de Europa.
En el mismo evento, Merkel prometió que su Gobierno trabajará con mayor concentración en el futuro. «Puedo entender cuando dicen que la formación de Gobierno demoró demasiado y que después ha dedicado demasiado tiempo a cuestiones internas, quisiéramos que no hubiese ocurrido».
La BDI revisó a la baja su pronóstico de crecimiento de la economía alemana para este año de un 2,75 a un 2,0 por ciento. La alta cuota de exportaciones de Alemania está cada vez más amenazada, dijo Kempf en alusión a los conflictos comerciales con Estados Unidos y a la prevista salida del Reino Unido de la Unión Europea.
La industria alemana sigue siendo robusta, pero la coyuntura ya no marcha tan bien como se esperaba, advirtió Kempf. «Nuestra fortaleza se ha vuelto vulnerable», constató.
Kempf llamó a las autoridades a lanzar una ofensiva de innovación en colegios y en la red vial para mejorar el acceso a un Internet de alta velocidad. Asimismo pidió más rebajas impositivas para las empresas y recordó que esto ya ha ocurrido en Estados Unidos y otros países.
El presidente del BDI condenó además las protestas xenófobas desatadas en la ciudad de Chemnitz, en el este del país, por la muerte de un alemán atribuida a tres solicitantes de asilo. «Alemania es un país abierto al mundo (…) En nuestro país no tienen cabida la instigación al odio y la xenofobia», resaltó.
También habló ante los industriales el director de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Roberto Azevedo, quien alertó de los riesgos económicos que llevan aparejados los conflictos comerciales.
«En el comercio se trata también de confianza», declaró el brasileño en relación con la tensa situación que actualmente vive Estados Unidos tanto con China como con la Unión Europea.
También participaron en el evento los presidentes del Partido Socialdemócrata, Andrea Nahles, y de la bávara Unión Cristiano Social, Horst Seehofer.
Estos dos socios de coalición chocaron por el futuro del ahora ex jefe de inteligencia Hans-Georg Maassen, quien puso en duda que hubiera habido persecuciones de extranjeros durante las protestas ultraderechistas en Chemnitz, y contradijo en público a la propia Merkel.
El acuerdo de que Maassen sería relevado de su puesto y trasladado a un puesto con mejor salario dentro del Ministerio del Interior causó indignación y llevó a los políticos a negociar un segundo acuerdo, por el cual Maassen tendrá un cargo de asesor y mantendrá su sueldo actual.
La disputa, sin embargo, generó serias dudas sobre la continuidad de la coalición de Merkel, que en junio quedó al borde del abismo por una pelea entre la mandataria y su ministro del Interior, Seehofer, por la política migratoria.