Singapur, 14 sep (dpa) – Maurizio Arrivabene, el director de Ferrari, señaló hace unos días, tras el fiasco en el Gran Premio de Monza, que su equipo tenía «pilotos, no mayordomos». Desde luego, afirmación causó revuelo.
Si Lewis Hamilton tiene en Valtteri Bottas a un ayudante en Mercedes, Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen están de igual a igual en Ferrari. ¿Seguirá siendo así aun cuando el alemán está a 30 puntos del británico a falta de seis carreras?
Hasta ahora, Ferrari se mantuvo firme en su decisión de no establecer ninguna jerarquía entre sus pilotos. Pero la estrategia puede complicarle la vida a un Vettel que busca su quinto título, el primero con el equipo italiano.
«Cuando lo dije en el fragor de la batalla, sabía que iba a generar controversia», afirmó Arrivabene sobre su comentario a la revista «Autosprint». «Desde entonces intercambié mensajes con Valtteri Bottas. Quería disculparme con él, y que él entendiera lo que quería decir», agregó el dirigente.
Ferrari y Arrivabene recibieron críticas después del Gran Premio italiano, en el que Vettel chocó con el británico en la primera vuelta. Muchos consideraron que la «Scuderia» habría podido proteger más al germano y gestionar de otro modo la carrera, en la que partía como favorita.
Raikkonen salió desde la «pole» justo por delante de Vettel y se defendió con uñas y dientes en las primeras curvas. Después llegó el choque entre Hamilton y Vettel que arruinó la carrera del alemán. A la postre, el británico ganó y amplió su ventaja en la cima.
«Simplemente les dije que no hicieran ninguna estupidez», contó Arrivabene, que defendió al finlandés: «Lo que él hizo es exactamente lo que habrían hecho Lewis Hamilton o Sebastian Vettel», añadió el italiano. «Solo puedo manejar un coche», se limitó a decir Raikkonen, ya en Singapur.
«Conducen el uno contra el otro, eso no tiene nada que ver conmigo. No veo que eso me haga la vida más fácil», expresó en tanto Hamilton, más concentrado en sus posibilidades.
Pero él sí aprovecha, porque Mercedes ha aprendido del pasado y hoy pone todas sus fuerzas en Hamilton. El británico ya no tiene que preocuparse por el duelo que sostenía con el alemán Nico Rosberg, su ex compañero y campeón en 2016. Esa temporada, el título fue una lucha entre las «flechas plateadas».
Hoy, en cambio, Hamilton puede estar seguro de la lealtad de su compañero de equipo. Bottas sigue las órdenes al pie de la letra. Mercedes pareció recompensarlo con una prolongación de su contrato.
Ferrari no quiere saber nada de una disputa pública. Al fin y al cabo, Vettel siempre reconoció a Raikkonen, el último campeón de la «Scuderia», y nunca exigió un estatus de piloto número uno.
La situación cambió desde que se anunciara la salida del finlandés, que la próxima temporada será reemplazado por el monegasco Charles Leclerc. ¿Tendrá Raikkonen un papel más secundario en lo que queda del año, sabiendo que ya se va? Él, tan competitivo, quiere ganar su primera carrera desde marzo de 2013.
En los años de Michael Schumacher, el equipo italiano fue un estandarte de las órdenes de equipo. Sin embargo, parecen lejanos los tiempos del «Let Michael pass for the championship!» a Rubens Barrichello, en el Gran Premio de Austria de 2002.
Vettel ahora se queja. «No me espero nada», señaló en Monza con ligera molestia. «Conduzco mis carreras. Creo que nunca recibí nada en el pasado y tampoco hoy», agregó el germano, que parece necesitar más ayuda de su equipo. O un mayordomo cómplice.
Por Claas Hennig (dpa)