Madrid, 24 jul (dpa) – Transparencia, modernización e integración de la mujer son las bases de la nueva Federación Española de Fútbol (RFEF), que prometió distanciarse en sus prácticas de la larga etapa del «villarismo».
«Vamos a ganar el futuro, a conseguir una Federación en la que se controle cada euro que se gasta, donde la igualdad no sea una utopía, donde la mujer coja las riendas y tenga un papel protagonista, donde el fútbol sala y el fútbol playa, en otros tiempos olvidados, sean parte del motor de esta Federación», manifestó Luis Rubiales, el nuevo presidente de la RFEF, en la apertura de la Asamblea General.
Fue la presentación formal de Rubiales después de ser elegido presidente de la RFEF el 17 de mayo en las elecciones que siguieron a la salida de Ángel Villar, investigado por presuntos delitos de corrupción, después de 29 años al frente del fútbol español.
Rubiales quiso dotar al acto de todo el glamour posible y contó con la presencia de Gianni Infantino, presidente de FIFA, y Aleksander Ceferin, titular de UEFA.
Éste último avaló la intención de vivir un nuevo tiempo para el fútbol español. «Hay que confiar en el futuro de la RFEF y olvidar el pasado. El fútbol español sigue siendo un referente mundial. Su nuevo presidente, Luis Rubiales, sabrá afrontar todos los retos que se le presenten», dijo Ceferin.
Durante la asamblea se aprobaron diferentes cuestiones, desde presupuestos hasta el calendario del fútbol para todas las competiciones en las que la federación participa.
Así, la RFEF contará con un presupuesto de 170 millones de euros (cerca de 200 millones de dólares) para el nuevo ejercicio, cantidad ligeramente superior a la del año pasado.
«Se trata de un presupuesto prudente. Hay un crecimiento del cuatro por ciento, pero esperamos que con los patrocinios podamos mejorar», explicó el nuevo tesorero de la federación, Eduardo Brandés.
Además, la Asamblea General aprobó un sueldo de 170.000 euros anuales para Rubiales, una cantidad ajustada a los estatutos del organismo.
La federación española también confirmó que Rubiales no percibe ninguna cantidad adicional procedente de UEFA o FIFA.
El organismo rector del fútbol español anunció una época de transparencia en la que se depuren responsabilidades anteriores y se imponga una línea recta en la gestión.
Ana Múñoz, vicepresidenta de la RFEF, explicó: «Queremos que la federación lidere la regeneración ética del fútbol español, modificando todo lo que sea necesario. Estamos redactando un programa de cumplimiento y comportamiento económico que se lleve a cabo a través de órganos externos independientes».
La «mano derecha» de Rubiales también destacó que «hace unos días se inició una inspección fiscal en la RFEF que corresponde a los ejercicios 2013 y 2014», una de las épocas más cuestionadas de Villar.
Otra de las grandes apuestas de Rubiales es dotar a la federación y al fútbol de un componente femenino más protagonista.
«Las mujeres queremos intervenir. Somos garantía de éxito. Déjennos compartir los lugares donde se toman decisiones. Queremos más mujeres y que las deportistas tengan una oportunidad cuando salgan de lograr todos sus éxitos», explicó la vicepresidenta.
Posteriormente se procedió a aprobar un calendario que por primera vez tendrá un carácter asimétrico, según reclamó LaLiga, la patronal de clubes. Es decir, el orden de los partidos de la primera vuelta no coincidirán con los de la segunda.
La Liga española arrancará el fin de semana del 18 y 19 de agosto con una primera jornada que tendrá el partido entre Valencia y Atlético de Madrid como choque estelar. El final del torneo será el 19 de mayo.
Las fechas del clásico entre Barcelona y Real Madrid serán el fin de semana de 27 y 28 de octubre, en el Camp Nou y correspondiente a la décima jornada, y el fin de semana del 2 y 3 de marzo en el Santiago Bernabéu, de la vigesimosexta fecha.
La RFEF pretende que la temporada se cierre el 25 de mayo con la disputa de la Copa del Rey, pero no es una fecha definitiva por la oposición de LaLiga. Será el Consejo Superior de Deportes (CSD) el que decida en su papel de árbitro sobre esta y otras discrepancias.
Por Alberto Bravo (dpa)