Múnich/Budapest/Luxemburgo, 6 sep (dpa) – Unos 7.000 refugiados llegaron el sábado a Alemania procedentes de Hungría tras haber recorrido una odisea en parte a pie, en autobús y en tren.
El Ministerio alemán de Interior informó que los refugiados serán trasladados a diversos estados, definidos en función a su recaudación fiscal y su cifra de habitantes.
El ingreso de los migrantes fue posible tras un acuerdo entre Alemania, Austria y Hungría para permitir que cientos de personas que se encontraban varadas en Budapest pudieran viajar a otros países del bloque sin ser sometidas a controles y requisitos burocráticos.
La primera estación de arribo de los refugiados en territorio alemán fue Múnich, donde a partir del mediodía se registró la llegada de un tren por hora con cientos de migrantes a bordo, en su gran mayoría ciudadanos sirios.
La empresa ferroviaria incorporó formaciones especiales para posibilitar los traslados, que también partieron hacia otras zonas del país como Saalfeld, en el estado de Turingia.
Algunos de los estados federados expresaron críticas hacia la política del gobierno central. Joachim Herrmann, ministro del Interior de Baviera, estado que limita con Austria, señaló que la decisión no había sido consensuada con los estados regionales y que emitía «una señal totalmente equivocada a Europa» y debiera ser corregida.
Merkel recordó por su parte que «todos los niveles: estados, comunas y el gobierno nacional, deben hacer su aporte justo» para dar albergue e integrar a quienes vayan a permanecer en Alemania a largo plazo.
Además, negó que hubiera un límite legal para el número de solicitantes de asilo que puede recibir su país.
«Como país fuerte y económicamente sano que somos, tenemos la fortaleza para hacer lo que sea necesario», añadió, aunque insistió en la necesidad de adoptar pautas para todo el bloque y de diferenciar entre migrantes y refugiados.
«Para que nosotros podamos acoger e integrar a los que realmente necesitan protección (…) es necesario que aquellos que no tienen perspectivas de poder quedarse regresen a sus países de origen», según declaraciones hechas por la canciller en una entrevista publicada el sábado por periódicos alemanes.
Este sábado Merkel se comunicó además con el jefe de gobierno húngaro, Viktor Orban, que en días recientes vertió numerosas críticas contra Berlín aduciendo que el gobierno de Alemania, al haber dicho que aquellos refugiados que arribaran a suelo alemán no serían devueltos al primer país europeo al que llegaron, desató una ola de migrantes en tránsito.
En comunicación telefónica, «ambos se mostraron de acuerdo en que tanto Hungría como Alemania deben responder a sus obligaciones europeas, incluyendo los deberes establecidos en la Convención de Dublín» y coincidieron en que el traslado organizado de refugiados hacia Alemania, tal como tuvo lugar este sábado, fue una excepción a raíz de la situación de emergencia que vivió la frontera húngara, según declaraciones del gobierno alemán.
Este sábado cientos de migrantes que marchaban por la autopista húngara hacia Viena con intención de continuar viaje hacia Alemania fueron recogidos por autobuses húngaros y trasladados hacia la frontera para que salieran del país.
Tanto desde Budapest como desde otros centros de refugiados volvieron a partir a pie varios cientos de refugiados en dirección a Austria. Además, a la estación del Este de la capital húngara llegaron otras 1.000 personas que en parte demandaban contar con autobuses que los trasladaran hasta la frontera.
Alemania y Francia insisten en lograr una política común europea para hacer frente al flujo migratorio y proponen aplicar cuotas de recibimiento obligatorio de refugiados para cada país de la UE, algo a lo que se niegan sobre todo los países del este.
En tanto, la UE inofrmó que probablemente amplíe su operación militar contra bandas de traficantes de personas en el Mediterráneo a partir de octubre.