Berlín, 12 mar (dpa) – Casi seis meses después de las elecciones generales, los conservadores de la canciller Angela Merkel y los socialdemócratas firmaron finalmente el lunes el contrato de coalición para reeditar la alianza de Gobierno, en una ceremonia en uno de los edificios del Parlamento alemán.
«El contrato establece las bases para tener un Gobierno estable y un Gobierno con capacidad para actuar», declaró la presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU) durante la concurrida ceremonia. «Incluye mejoras concretas para las personas», indicó.
Merkel, líder de la Unión Cristianosocial (CSU), Horst Seehofer, y el presidente interino del Partido Socialdemócrata (SPD), Olaf Scholz, estamparon su firma en el documento en un acto oficial en donde estuvieron acompañados de la plana mayor del futuro Ejecutivo.
«Tenemos mucho trabajo por delante. Trabajo duro», reconoció la mandataria, que poco antes compareció con sus futuros socios de Gobierno ante la prensa durante más de una hora e indicó que «es hora de comenzar con el trabajo».
La mandataria destacó que la nueva coalición de Gobierno trabajará a favor de una mayor dinámica para Europa y para Alemania. «La gran coalición se concentrará en lo que necesitan y quieren las personas», afirmó. «Las personas quieren un Estado con capacidad para actuar. Tenemos mucho trabajo ante nosotros y queremos ponernos con ello», señaló.
«Firmamos un contrato de coalición para fomentar nuestro país y nuestra sociedad», comentó por su parte Scholz. «Nuestro país está en una buena posición y tenemos razón para mirar el futuro con optimismo», indicó el presidente interino del partido hasta que Andrea Nahles sea elegida líder del SPD en abril. «Será un buen Gobierno», afirmó. «Y un Gobierno social», agregó por su parte Seehofer.
El contrato de coalición había sido firmado de manera provisional por Merkel, así como por el entonces líder del SPD, Martin Schulz, y por Seehofer, cuando concluyeron las negociaciones formales entre los tres partidos a principios de febrero.
Sin embargo, no fue hasta primeros de marzo cuando la potencia europea salvó el último escollo necesario para poner en marcha un nuevo Ejecutivo, después de que el SPD confirmara que su militancia daba el visto bueno a la reedición de la alianza que ya dirigió los designios del país durante los últimos cuatro años.
«La cuarta gran coalición en Alemania no partió como un matrimonio de amor», reconoció Scholz sobre las dificultades para lograr una alianza. «Sin embargo, estamos en situación de cooperar de manera constructiva entre nosotros y gobernar de manera adecuada».
«El SPD quiere gobernar para lograr una mayor justicia social en Alemania», recordó. «Paso a paso, día a día», agregó Scholz. Mientras, Seehofer comentó que los alemanes esperan tras meses de negociaciones «una rápida implementación del contrato de coalición».
El miércoles, más de cinco meses después de celebrar elecciones generales, Merkel será investida en el Parlamento alemán como canciller por cuarta vez consecutiva y Alemania contará por fin con un Gobierno con plenos poderes, después de que los conservadores ganaran los comicios, pero sin la mayoría necesaria para gobernar en solitario.
El retraso en la formación de Gobierno se debió a que en un principio Merkel intentó forjar una inédita alianza con el Partido Liberal (FDP) y Los Verdes, después de que los socialdemócratas, tras sufrir su peor resultado histórico desde 1949, descartaran categóricamente la misma noche electoral formar parte del Gobierno y anunciaran a bombo y platillo que pasarían a las filas de la oposición.
El fracaso de las negociaciones obligó al SPD a replantearse su postura de volver a la oposición y la presión social y política les empujó a sentarse a negociar con los conservadores en un intento por evitar nuevas elecciones en el país. Finalmente, tras días intensos de negociaciones y lograr el voto a favor de los delegados y después de los militantes, el SPD dio luz verde al nuevo Gobierno.
Las negociaciones acabaron dividiendo al SPD. Poco después de alcanzar el acuerdo, Schulz anunció su decisión de dejar su puesto como líder del SPD a favor de la presidenta del grupo parlamentario del SPD, Andrea Nahles, con el objetivo de ser el nuevo ministro de Exteriores de Alemania.
Sin embargo, sus deseos de ocupar esa poderosa cartera se vieron truncados debido a la presión interna de su partido, que lo acusó de no ser fiel a su palabra al haber dicho en el pasado que nunca formaría parte de un Gobierno liderado por Merkel. Dos días después del anuncio, volvió a salir a la palestra para renunciar a su intención de ser ministro de Exteriores.
Por Almudena de Cabo (dpa)